Propia de la gastronomía francesa, muy suave y perfecta para acompañar pescados, mariscos o carnes -e incluso huevos, los famosos benedictine en concreto- la holandesa es una salsa muy especial, que hay que preparar en el momento. Es una emulsión de grasa en huevo, al igual que la mayonesa, pero mientras que la mayonesa lleva aceite, la holandesa tiene como ingrediente principal la mantequilla. Además, la salsa holandesa se sirve generalmente caliente, pues se suele preparar al baño María. ¿Interesada en preparar tu propia salsa holandesa en casa? Es muy fácil y solo necesitas seis ingredientes muy fáciles de encontrar que ya tendrás en tu despensa. Toma nota:
- 2 yemas de huevo a temperatura ambiente
- 250 g de mantequilla clarificada (unos 150 g de mantequilla normal)
- Un poco de zumo de limón
- Sal y pimienta al gusto
- Una cucharada sopera de agua fría
- 2 cucharadas de vino blanco
¿Cómo preparar salsa holandesa?
El primer paso para preparar salsa holandesa pasa por conseguir la grasa de la mantequilla clarificada. Para ello, pon la mantequilla en un cazo y caliéntala muy suavemente, sin removerla y sin dejar que llegue a hervir en ningún momento. Pasados unos 20 minutos, la grasa de la mantequilla se habrá separado del suero y quedará flotando sobre él. Con un cacito, recoge la grasa y guárdala templada.

Después, reduce en un bol el agua y el vino blanco poniéndolo a cocer hasta que se reduzca a la mitad. Una vez enfriado, añade las yemas de huevo sin restos de clara y la mitad del zumo de limón al bol.
Bate las yemas y el resto de ingredientes de forma suave pero constante, colocando el bol al baño María y manteniendo todo a unos 55ºC, hasta que consigas una crema espumosa.
Por último, añade muy poco a poco la mantequilla clarificada templada que has retirado antes, sin dejar de batir para que se produzca la emulsión. Una vez conseguida la salsa, añade la sal (y opcionalmente, pimienta), junto con la otra mitad del zumo de limón que quedaba. Mezcla con movimientos de forma envolvente hasta que consigas la textura perfecta, para que la salsa no se corte.
Es muy importante que mantengas la salsa al baño María hasta justo el momento en el que vayas a servirla, porque es una salsa que se puede cortar y no es fácil de recalentar. Con estos trucos conseguirás prepararla de forma muy fácil. ¡Y a disfrutar!
