Durante la infancia -al igual que ocurre con las mujeres embarazadas o en período de lactancia- hay muchos medicamentos que están contraindicados, especialmente para niños menores de seis años, y lo mismo sucede con la medicina natural.

Según explica Juan Carlos Ocaña, miembro del Centro de Investigación sobre Fitoterapia (INFITO), no existen estudios clínicos que se realicen con niños y esa es la razón por la que también “las dosis que se prescriben para ellos hay que indicarlas con lupa”. Juan Carlos Ocaña y Miguel Martín Almendros, pedriatra y miembro de INFITO, nos indican, según su experiencia, las plantas que podemos darles sin miedo a equivocarnos; aunque ambos profesionales recomiendan que pasemos siempre por consulta antes de utilizar este tipo de soluciones.
Dolor de tripa
Antes de pasar a la acción, es importante determinar el origen del malestar, pues lo que puede parecer en un principio una indigestión puntual, por algo que le ha sentado mal al niño, puede esconder una intolerancia alimentaria. Juan Carlos Ocaña recomienda para el primer caso el anís verde o la manzanilla, así como los arándanos para la diarrea. Eso sí, como menciona Martín Almendros, se puede regular, pero no se debe inhibir la diarrea o el vómito, pues estos mecanismos sirven precisamente para expulsar el virus que está causando las molestias.
Para digestiones pesadas. “Hay preparados en el mercado de anís, hinojo y hierbaluisa, ya saborizados, que los niños toleran mucho mejor que las infusiones”, dice Almendros.
Resfriado
“En mi experiencia, el enfoque con los resfriados es matar dos pájaros de un tiro; con plantas mucolíticas y expectorantes y, a su vez, plantas que estimulen las defensas”, dice el pedriatra. Y para eso, la equinácea es lo mejor -junto con el propóleo-, puesto que actúa aumentando la cantidad y la actividad de los linfocitos, los “soldados de las defensas”, dice el médico. Existen preparados con estas sustancias y expectorantes como el llantén.
Para las noches. Busca bálsamos respiratorios ecológicos de aceites esenciales como el tomillo y el eucalipto, por ejemplo, y pónselo en el pecho, la garganta y la planta de los pies. Le ayudará a respirar mejor.
Para dormir bien
La melisa, la tila y el rooibos, según Ocaña, se pueden dar a los niños sin peligro antes de dormir; es suficienre hacerlo con media hora de antelación, aproximadamente. La pasiflora y la valeriana son más fuertes, por eso hay que darlas con cuentagotas y para situaciones puntuales, dice Almendros, como, por ejemplo, “si tienen pesadillas un día aislado porque han visto una película de miedo”. Para un niño de 3 o 4 años, 10 gotitas (siempre de un preparado estandarizado de farmacia) son seguras.
Para conciliar el sueño. La melatonina induce al sueño de forma natural (pues nuestro cuerpo la produce). Además, si el niño es mayor de 6 años puedes darle un vaso de agua o un terrón de azúcar con 1 o 2 gotitas de aceite esencial de lavanda. En el caso de que sea menor de esa edad, deberás poner 10 gotas en su humidificador.