La fiebre de hacer nuestro propio pan en casa ha aumentado en los últimos meses y puede que el resultado (al menos las primeras veces) haya sido un poco decepcionante. Tranquila, porque es muy raro que siendo principiantes nuestro pan quede digno de revista, en el punto de tostado ideal o con un color envidiable. De todo se aprende y los problemas (y no solo los que tienen que ver con el pan) tienen solución. Te desvelamos cuáles son los problemas más habituales a la hora de hacer pan y cómo puedes solucionarlos. ¿Te hemos pillado con las manos en la masa? Pues empezamos.
¡Mi masa no sube!
Es habitual pensar que la masa no se levantará a menos que la dejes durante varias horas en un lugar cálido. Realmente, no necesitas nada especial para hacer que la masa suba. Puedes utilizar levadura instantánea, luego agua fría normal (si usas agua tibia asegúrate de amasar la masa durante 10 minutos a mano o 5 minutos en una amasadora eléctrica). No es imprescindible dejar reposar la masa en un lugar cálido, simplemente reserva a un lado y se elevará al cabo de una o dos horas. Si no sube, podría deberse a la levadura, así que pon atención a cuál escoges.
¿Tu pan ha quedado pesado y húmedo?
Existen varios factores que pueden causar esto, pero se debe principalmente a la forma en que se ha horneado el pan. Un truco que te puede valer hacerte con una tabla de cortar de mármol barata para usar como piedra para hornear (y si tiene alguna goma, no te olvides de retirarla). Caliéntala en el horno subiendo la temperatura al máximo posible.
Procura amasar tu pan sobre un trozo de papel de silicona antiadherente, luego, cuando esté listo, colócalo directamente sobre la piedra caliente y baja la temperatura del horno a unos 180º. La mayoría de los panes están húmedos en la base porque no han recibido calor suficiente, pero puedes simular eso en casa usando esta piedra caliente.

Mi masa es demasiado pegajosa…
La solución depende del tipo de pan que estés haciendo. Variedades como la focaccia tienen una masa líquida para produce burbujas de aire al pan. Para un pan normal, cuanto más lo amases, menos pegajoso se vuelve. La masa siempre está húmeda y pegajosa al principio, pero una vez que la has amasado durante cinco o seis minutos, se vuelve menos pegajosa y más brillante a medida que se desarrolla una especie de ‘piel’, que es la que forma el gluten. Con el tiempo, llegará a un punto en el que la masa ya no estará pegajosa y tus manos estarán limpias incluso mientras amases. Si parece que tarda, simplemente añade otra pizca de harina.
Mi pan se eleva de manera desigual durante el horneado
Tienes que conseguir una especie de ‘piel’ (del que hablábamos anteriormente) para evitar que esto suceda. Esta ‘pielecita’ se forma cuando amasas con ganas y la masa deja de ser pegajosa. Al hacerlo y al doblar la masa sobre sí misma una y otra vez, tu pan comenzará a desarrollar una piel muy tensa, por lo que se volverá casi como una pelota de fútbol apretada. Si haces esto durante un par de minutos, obtendrás una bola de masa realmente compacta y de forma más igualada por todos sus lados. Colócala en la bandeja para hornear y deja reposar durante 40 minutos, luego el hecho de que haya creado esa tensión superficial le dará una forma equilibrada y casi perfecta.