Es un virus
Y se llama VHS-1. La mayoría de las veces se localiza en el labio pero puede presentarse en otra zona, incluyendo el resto de la cara, tronco, extremidades, dedos de las manos y zona genital (aunque en este área es más frecuente que se trate del VHS -2).
La infección se produce normalmente en la infancia y, una vez que se da, se queda para siempre latente en la zona y se reactiva o no en el mismo sitio o en lugares cercanos. Eso explica que las pupas aparezcan cada cierto tiempo en las mismas personas.
“El contacto con el virus es extremadamente frecuente, y sin embargo no todas las personas llegan a desarrollar los síntomas”, apunta la doctora Carolina Medina, de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (aedv.es). La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en todo el mundo hay 3.700 millones de personas menores de 50 años infectadas, lo que supone el 67 % de la población.
“No se sabe exactamente por qué unas personas no desarrollan síntomas y otras sí. Probablemente sea consecuencia de un leve déficit inmunitario para combatir específicamente ese virus”, apunta la experta. La infección suele ser asintomática y la mayoría de los infectados no sabe que lo está.

Asumimos entonces que la infección es crónica y que irá apareciendo en forma de calenturas intermitentes. En cualquier caso, hay ciertas situaciones o hábitos que pueden fomentar su aparición y que se relacionan con una bajada de la inmunidad: exposición solar intensa, tratamiento inmunosupresor, enfermedades que cursan con debilitamiento de las defensas o episodios de estrés... Todo ello reactiva el virus con más o menos intensidad y frecuencia.
El herpes labial provoca úlceras en los labios y alrededor de la boca, unas vesículas superficiales múltiples agrupadas que se rompen con facilidad y forman costras. Antes de la aparición de las pupas, es frecuente que quienes las sufren noten una sensación de hormigueo, picor o quemazón en esa zona.
“En el primer contacto con el virus los síntomas pueden ser más severos, producirse más lesiones, asociarse a fiebre y malestar general. Los episodios sucesivos suelen ser más localizados y autolimitados”, añade la doctora Medina. El brote dura como media entre 5 y 7 días.

El VHS-1 puede contagiarse desde superficies bucales o cutáneas incluso en apariencia normales y sin síntomas, aunque el mayor riesgo existe cuando hay presencia de úlceras. “La transmisión del virus es muy fácil y puede hacerse por contacto directo con otras personas o con objetos contaminados”, señala la dermatóloga. Besos, vasos, cubiertos, compartir toalla, contacto bucogenital. El contagio es muy fácil y habitual, pero muchos contagiados no presentarán ni un solo síntoma jamás.
Si los episodios son aislados y se resuelven rápido, el tratamiento se reduce a una pomada antibiótica y antiviral. Si los cuadros son más frecuentes y severos, pueden ser necesarios antivirales o tratamiento profiláctico. La afectación a menudo es superficial y leve, aunque en ocasiones hay sobreinfección bacteriana que podría dejar una cicatriz.