Las 5 características básicas de un buen helado artesanal

No siempre es sencillo diferenciar un helado de calidad elaborado de manera artesanal de otro meramente industrial. Te contamos en qué debes fijarte para que no te engañen.
Las 5 características básicas de un buen helado artesanal

No hay placer como el de disfrutar de un buen helado, ya sea en polo, tarrina o cucurucho. Aunque normalmente solemos asociarlo al verano, nada nos impide darnos un capricho con este delicioso postre italiano en cualquier momento. De hecho, en el país transalpino lo toman durante todo el año.

¿Quién puede resistirse a un helado? Es refrescante, delicioso y tienen ese algo especial que nos hace rememorar nuestras vacaciones de infancia. Si el helado es de calidad, el placer se multiplica hasta el infinito. Y sí, también puede ser saludable. Aunque desde el punto de vista nutricional no son necesarios en la dieta, su consumo sí puede ser un delicioso complemento de la misma si elegimos una versión artesanal. Nos referimos a los helados de base láctea, cuyo valor nutritivo reside en el lácteo que aporta la leche. El valor nutritivo de los sorbetes y helados de agua es bastante menor, a no ser que su proporción de frutas sea significativa.

Ahora bien, ¿Sabes diferenciar realmente un helado artesanal de otro que no lo es? Te contamos cómo debe ser un buen helado para que no te engañen.

Color pálido

Un buen helado es aquel que no lleva colorantes, incluso aunque estos sean de origen natural. Una de las señales que indican que estamos ante un helado de calidad es que sus colores sean pálidos, pues el ingrediente principal se diluye en el resto de ingredientes. Si ves en la vitrina un helado de tonos muy chillones, no lo pidas (o sí, pero sabiendo que no estás tomando un helado de calidad).

Los conservantes tampoco deberían tener cabida en un buen helado, pues es suficiente con el frío para mantenerlos en buen estado. Los ingredientes principales de todo helado artesanal se reducen a una base líquida (leche, nata o jugos de frutas, todo de origen natural) y los azúcares, responsables del proceso de cristalización.

Un buen helado artesano no debe estar demasiado frío. Al degustarlo, ha de proporcionarnos una sensación agradable, con una textura lisa sin presencia de cristales de hielo ni bloques helados, que se producen porque el helado se ha elaborado de manera incorrecta o se ha derretido y vuelto a congelar.

Sí, has leído bien: aire. La presencia de aire en el helado artesanal está relacionada con el proceso de congelación de la crema. La  agitación de las aspas y el frío hacen que pase de estado líquido a sólido, un proceso en el que también se incorpora aire. De este modo, el aire pasa a ser uno de los ingredientes fundamentales del helado y a formar parte de su estructura.

Una sed excesiva después de tomar un helado es otra de las claves para detectar un producto no demasiado bueno. Si bien es cierto que hace falta grasa y azúcar para elaborar este dulce, las cantidades han de ser moderadas para dar lugar a una crema lo más ligera posible. Cuando está elaborado con demasiado azúcar o saborizantes se crea esa necesidad de beber agua tras comer helado.

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