Pocos placeres hay comparables al de disfrutar de una taza de chocolate humeante acompañada de unos churros (que no falte su buen azúcar espolvoreado por encima, por favor) mientras fuera diluvia y hace frío. Símbolo de la gastronomía madrileña por excelencia (¡que nos perdone el bocata de calamares!), esta deliciosa combinación gusta tanto a niños como a mayores.
Las claves para hacer un buen chocolate a la taza te las hemos contado ya, así que hoy vamos a centrarnos en cómo elaborar el que es, sin duda, su mejor acompañante: los churros. Puede que creas que la receta es complicada, pero vete quitándote ese pensamiento de la cabeza porque el procedimiento es bien sencillo. Como sabemos que no todo el mundo tiene por qué tener en su casa una manga pastelera ni una churrera, queremos contarte cómo hacer unos churros sin usar estos dos artilugios.
Lo mejor de todo es que los ingredientes que los componen los tenemos todos a mano en casa prácticamente siempre, así que si de repente te entra un antojo y quieres saciar tu hambre de dulce lo tienes muy fácil. Con solo cinco ingredientes se elabora este manjar tan típico de nuestro país. ¡Apunta!
Ingredientes:
- 1 taza de harina de trigo
- 1 taza de agua
- 1 cucharada de aceite de oliva
- 1 pizca de sal
- Aceite para freír
- Azúcar para añadir por encima (opcional)

Cómo hacer churros caseros sin churrera ni manga pastelera
Lo primero que hay que hacer es poner a hervir el agua en una cacerola con un poco de sal y una cucharada de aceite. Cuando empiece a hervir, añade la harina. Después, tienes que ir mezclando con la cuchara (de palo, preferentemente) hasta formar una masa uniforme.
Vuelca la masa en un recipiente hondo y deja que se enfríe un poco. Ojo, tampoco demasiado, ya que cuanto más fría esté, más complicado será trabajar con ella puesto que irá adquiriendo mayor dureza. Lo ideal es que esté caliente pero que no queme.
A continuación, coge una porción de masa y dale forma de bolita en primer lugar. Una vez las tengas, rula la masa entre las palmas de las manos hasta conseguir la forma de churro alargado y uniforme. En este punto tienes dos opciones, o bien dejas los churros con esta forma, o unes una punta con otra para formar el típico lazo. Esta segunda es más cómoda para freírlos, porque te permite manipularlos con mayor facilidad una vez están en la sartén.
Otra opción si no tienes manga pastelera es elaborar una un poco más 'de andar por casa', pero que te hará el apaño igualmente (¡y es mucho más barata). Solo necesitas la típica bolsa de congelar alimentos o de las que se usan para llevar los bocadillos. Córtala por una de las esquinas y coloca un adaptador o boquilla que necesites usar del mismo modo que si estuvieses usando una manga desechable.
Cuando ya tengas la forma lista, pásalos por la sartén o freidora a 200º, y conforme estén doraditos retíralos y colócalos en una recipiente con un papel absorbente para eliminar el aceite sobrante. ¡Y listo! Prepárate una taza de chocolate caliente y ya tienes una merienda de diez.