Actores que parecen más jóvenes que sus propios padres en la ficción, ambientación y vestuario de ensueño... una historia de amor prohibida repleta de clichés muy bien llevados y un malo muy malo al que no podemos evitar amar por su increíble labor interpretativa. Así es El zorro: la espada y la rosa, la nueva joya de Nova que me ha enganchado más que la primera temporada de Pasión de Gavilanes.
El Zorro: la espada y la rosa es una telenovela que reinterpreta la leyenda clásica del héroe enmascarado, Diego de la Vega, también conocido como El Zorro. Ambientada en la California española del siglo XIX, la serie combina acción, aventura, romance y lucha por la justicia.
Diego lucha contra la opresión y la corrupción, defendiendo a los indefensos y enamorándose de la hermosa Esmeralda, la hija del nuevo gobernador de California, Fernando Sánchez de Moncada. Esta versión moderna del Zorro aporta un nuevo enfoque al personaje icónico, mezclando drama histórico con elementos de novela romántica.
Un elenco de infarto

Esta ambiciosa producción estadounidense fue producida por RTI Televisión y Sony Pictures Television para Telemundo y es una idea original de Humberto Olivieri, basada en el personaje de Johnston McCulley. Grabada en alta definición, Telemundo estima que se gastaron más de 10 millones de dólares en producirla.
Protagonizada por Christian Meier y Marlene Favela con las participaciones antagónicas de Harry Geithner, Andrea López, Héctor Suárez Gomís y Arturo Peniche, cuenta además con la actuación estelar de Osvaldo Ríos.
La ficción se grabó en su totalidad en Colombia y Para Marlene Favela y Arturo Peniche, este trabajo supuso su debut estelar en la cadena estadounidense de Telemundo.
Uno de los mejores trabajos de Marlene Favela

Esmeralda Sánchez de Moncada, interpretada por Marlene Favela, es el personaje principal de la trama. Al contrario de lo que pueda parecer, El Zorro queda relegado a un segundo plano cada vez que Favela entra en escena.
Su personaje, Esmeralda, es una joven noble, valiente y hermosa, de gran corazón, que se convierte en el interés amoroso de Diego de la Vega, alias El Zorro. Esmeralda destaca por su inteligencia y compromiso con la justicia, lo que la lleva a enfrentar diversos desafíos y peligros a lo largo de la historia.
Lo cierto es que Marlene Favela clava su personaje, aportándole frescura, humor y pasión a raudales. "Es una salvaje, aunque nació en una familia aristócrata en España. Viene a América porque a su papá (Arturo Peniche) lo nombran Gobernador de Los Ángeles. Es una muchacha súper alegre, irreverente, hace cosas que en su época y sociedad no haría nadie, tiene cosas muy cómicas, es muy fuerte, caprichosa, como una niña de la alta sociedad, pero luego hay una transformación porque se da cuenta de que pertenece a la etnia gitana", explicaba la actriz sobre su personaje.
Christian Meier se mete en la piel de 'El Zorro'

Diego de la Vega (Christian Meier) es un noble caballero que lleva una doble vida. De día, es el apuesto y respetado hijo de un rico terrateniente, pero de noche se transforma en El Zorro, un héroe enmascarado que lucha contra la injusticia y la opresión en la California española del siglo XIX. Su carisma, habilidad con la espada y compromiso con la justicia lo convierten en un personaje icónico.
El galán peruano borda su personaje regalándonos altas dosis de pasión, duelos a muerte con la espada y piruetas imposibles. "Siente una profunda pena por la gente de su pueblo, quiere hacer algo por ellos, es un muchacho que aparenta ser un mujeriego, que vive una vida plena, pero llega Esmeralda y se cansa de fingir", expresaba Meier sobre su papel en la telenovela.
El malvado gobernador de California, Arturo Peniche
Peniche debutó en 1982 en la telenovela Chispita, pero fue su trabajo en Amor en silencio el que le catapultó a la fama. En El zorro: la espada y la rosa, este galán mexicano se mete en la piel de Fernando Sánchez de Moncada. Representa al poder corrupto y la opresión contra la que lucha El Zorro. Su personaje es complejo, motivado por la ambición, el deseo de poder y la venganza, lo que lo pone en conflicto directo con Diego de la Vega y su alter ego, El Zorro.
Curiosamente, el histrión concedió una entrevista en 2007 donde afirmó que no le gustó nada que le dieran el personaje del gobernador de California, pues prefería ser el objeto de deseo de Marlene Favela y no su padre. "¿Cómo te ponen a ti a hacer de mi hija? Me hubiesen puesto a darte unos besotes mejor", le dijo Peniche a su compañera de elenco.
Las edades de los protagonistas, puro surrealismo
Arturo Peniche actualmente tiene 61 años, pero cuando grabó El Zorro: la espada y la rosa, tenía 44. Hasta aquí todo normal porque su hija Esmeralda (Favela) era una joven enamoradiza y veinteañera. Lo curioso llega cuando vemos a Osvaldo Ríos, que por aquel entonces tenía 46 años, interpretando al padre de Christian Meier, que ya tenía 36 cuando se metió en la piel de El Zorro. Vamos, que lo tuvo con diez años...

Otra actriz que sorprende por su físico en la telenovela es Andrea Montenegro, quien encarna a María Pía De la Vega, tía De Diego y responsable de su crianza tras el fallecimiento de su madre.
Su rol en la historia complementa las tramas principales, contribuyendo a la riqueza y complejidad del universo de la novela. María Pía es mujer de fe que se convirtió en monja tras descubrir que su gran amor, Fernando Sánchez de Moncada, asesinó a su cuñada.

En la ficción, Andrea Montenegro aparece siendo adolescente y a punto de casarse con Fernando. Veinte años después, en el presente de la trama, la muchacha se conserva mejor que los mejores vinos. Y ojito porque la actriz tenía 31 años cuando grabó la telenovela, 5 menos que su "sobrino" Christian Meier. ¿Cómo iba a criarlo desde pequeño si es mucho más joven que él?
La historia de amor, una de las mejores del melodrama

La historia de amor entre Diego de la Vega y Esmeralda Sánchez de Moncada es compleja, divertida y apasionada. Su se amor enfrenta a numerosos obstáculos, incluidas intrigas familiares, diferencias sociales y la lucha constante de Diego contra la opresión. A pesar de estos desafíos, su amor demuestra ser resiliente, siendo el eje central de la trama.