Se cae una patata al suelo, corres rápidamente a recogerla, darle un par de soplidos y llevártela a la boca. "Si no han pasado más de tres segundos, se puede". Si nunca lo has hecho, seguro que lo has visto hacer a más de una persona. En otras versiones del mismo asunto, son cinco los segundos que tienes de margen para que las bacterias no se 'agarren' a la patata y puedas comértela sin riesgo para tu salud. ¿Te suena? Es una historia que hemos oído toda la vida, pero ¿es cierta? Hemos consultado a la experta Carmen Torres, Catedrática de la Universidad de La Rioja y Miembro de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiologia Clinica (SEIMC), y, según su opinión, "no existe consenso científico en relación a este asunto".
Leyenda urbana con lógica
Aunque es más leyenda urbana que certeza científica, se basa en algo lógico. "Supone una simplificación de un hecho bastante cierto: cuanto más tiempo está en contacto un alimento con el suelo u otra superficie, más facilidad existe de que las bacterias pasen a dicho alimento y se contamine", explica Torres.
Pero, aunque el tiempo de contacto con el suelo es importante, hay otras consideraciones que no debemos pasar por alto, y que también son relevantes para saber si el alimento en cuestión se contamina o no. "Hay que tener en cuenta también el grado de limpieza de la superficie (un aspecto crucial), el tipo y textura de la superficie (no es lo mismo que sea una baldosa, una alfombra o madera), la temperatura o el tipo de alimento (tampoco es lo mismo que se trate de un alimento seco, como las galletas o el pan, que un alimento húmedo, en cuyo caso la transferencia es más rápida)", explica la experta. "Otra cuestión que se debería valorar es si la superficie está muy contaminada o no. En el primer caso la transferencia de bacterias es prácticamente instantánea y si hay humedad en la superficie o en el alimento, también". Aunque, por poner un ejemplo, indica que la Salmonella puede sobrevivir en superficies secas durante 4 semanas. Por otro lado, no es lo mismo si el alimento se puede pelar o lavar, o si se le puede eliminar la capa superficial, lo que reduciría de forma considerable los riesgos a la hora de comerlo.
Por todo ello, resume la experta Carmen Torres, "no se pueden usar reglas generales para todos los casos y se debe usar el sentido común, valorando todos estos aspectos y teniendo en cuenta también las personas que van a ingerir estos alimentos". Esta cuestión tiene bastante importancia. Siempre han de tener mayor precaución las personas con defensas disminuidas, enfermos, embarazadas o niños pequeños, que deben protegerse especialmente. Y, en cualquier caso, ante la duda, lo mejor es no comer el alimento que se haya caído al suelo.
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