Mucha gente piensa que la pasta no es compatible con una dieta para perder peso. Es uno de los platos más ricos y, aunque llevemos muchos años escuchando que es la enemiga número uno de nuestra línea, la realidad es que la pasta es perfecta para llevar una dieta variada, e incluso puede ser una buena aliada para perder peso.
Hidratos de carbono, un macronutriente básico en la dieta
Los hidratos de carbono son indispensables para llevar una dieta sana y equilibrada. Son necesarios para obtener energía. De hecho, según las recomenaciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud) una dieta equilibrada debe incluir un 50 -60 % de hidratos de carbono.
Por lo tanto, hay que olvidarse de la falsa creencia que indica que la pasta es un alimento hipercalórico y que hay que desterrarla de la dieta. Este ingrediente es fuente de carbohidratos complejos, que son perfectos para el cuerpo, ya que proporcionan al cuerpo energía de forma lenta y evitan picos de insulina. Eso sí, siempre debes escoger una variedad integral (que tiene mayor contenido en fibra). Además, la pasta también contiene minerales esenciales como magnesio, potasio, hierro o fósforo, y vitaminas B y E. Por lo tanto, es un alimento perfecto para incluir en la dieta de forma habitual.
El problema suele estar tanto en la cantidad que tomamos, como en los ingredientes con los que se acompaña. Para que tu plato sea más completo puedes tomarla con verduras y algún alimento rico en proteínas (apuesta por carnes o pescados que no tengan demasiada grasa). Con respecto a la salsas, hazlas siempre en casa, a base de verduras frescas.
La cuestión está en tratar de equilibrar tus platos cada día de forma que el 50-60% del plato sean hidratos de carbono, 12-18% sean proteínas y el 25-35% sean grasas (buenas).
La dieta
En el desayuno: un café o té. Si lo quieres con leche, puedes optar por semidesnatada que es saciante pero tiene menos grasa que la entera, y si quieres endulzarlo, mejor que sea con stevia que no aporta calorías. Incluye una tostada de pan integral con proteínas (un poco de jamón o pavo o huevo cocido) y alguna pieza de fruta.
A media mañana: puedes optar por una pieza de fruta de temporada acompañada por un fruto seco (una nuez o unas almendras) o bien, por un yogur natural.
En la comida: una ración de pasta integral de unos 70 u 80 gramos, acompañada por una salsa con algo de proteína (una boloñesa casera es muy buena idea). De segundo apuesta por un filete pequeño a la plancha de carne magra (pollo o pavo) o un lomo de merluza.
En la merienda: al igual que a media mañana puedes elegir entre una pieza de fruta y un fruto seco, un yogur natural, o una tostada con aguacate y huevo cocido, por ejemplo.
En la cena: es importante incluir proteínas, por lo que sería perfecta una tortilla francesa. También estaría bien 100 gramos de pollo, pavo o salmón. Y de acompañamiento, una ensalada.
Si te encanta este ingrediente pero estás cansada de preparar siempre los mismos tres platos, te proponemos una receta absolutamente deliciosa y diferente: espaguetis al limón. Un plato de pasta que combina una deliciosa salsa de limón y espinacas con unos langostinos crujientes envueltos en bacon. ¡Absolutamente irresistibles!