9 razones para tomar miso
Descubre por qué tienes que dar la bienvebida al miso en tu mesa

¿Qué es y cómo se toma?
El miso puro es un fermento que se obtiene a partir de granos de soja y sal marina, aunque puede estar elaborado en combinación con otros cereales (cebada, trigo o arroz). El proceso de fermentación de todas sus variedades se activa con el hongo koji, que es la base para otros alimentos y bebidas de la gastronomía japonesa como el sake. Aunque puedes hacer miso en casa, es difícil. ¿La solución? “Compra uno natural y evita los fermentados artificialmente (contienen azúcar, químicos y conservantes)”. Ponlo como ingrediente en caldos y sopas. “En las preparaciones calientes, dilúyelo en agua e incorpóralo en el último momento. Nunca debe hervir porque el calor altera sus propiedades”, explica Patricia Restrepo, Directora del Instituto Macrobiotico de España en Valencia.

Reconstituye la flora intestinal
Es decir, tiene efecto probiótico. “El miso posee la capacidad de colonizar los intestinos con enzimas vivas que favorecen la digestión, mejoran la absorción de nutrientes y palían tanto trastornos intestinales puntuales (estreñimiento y diarrea) como crónicos (síndrome de colón irritable)”, explica Patricia Restrepo, Directora del Instituto Macrobiótico de España en Valencia (IME).

Elimina tóxicos
Los derivados de un tratamiento oncológico o por la ingesta de contaminantes (metales pesados presentes en los alimentos). De hecho, sus virtudes descontaminantes están confirmadas (el miso contiene zybicolin, que absorbe los elementos radiactivos). Según indica Restrepo, este alimento fue usado, tras el lanzamiento de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki, en un hospital rural de Japón en el que solo disponían de miso para tratar a sus pacientes. Después se conoció que, gracias a haberlo ingerido, aquellas personas sufrieron mínimas consecuencias después de la radiación. ¿Cómo aprovechar sus cualidades? Prepáralo con alga kombu. Esta mezcla elimina restos de nicotina o alcohol presentes en el organismo.

Ayuda al corazón
Contiene ácido linoleico y lecitina, dos sustancias vasodilatadoras que contribuyen a rebajar los niveles de colesterol ‘malo’ y a evitar el endurecimiento de las arterias. “Algo fundamental de cara a prevenir futuras enfermedades cardiovasculares”, dice Restrepo.

Embellece piel y pelo
Gracias a su aporte de nutrientes antioxidantes, que promueven la regeneración celular, y a su efecto detox. “La piel es un reflejo de lo que ocurre en nuestro interior. Si hay correcta excreción mejora el aspecto y la salud de la fibra capilar y del tejido cutáneo”.

Aumenta la energía
Aporta hidratos de carbono (glucosa) de fácil asimilación que evitan la debilidad y los mareos. También es rica en proteínas y vitaminas, y contiene aminoácidos esenciales que previenen los bajones y aportan vitalidad.

Evita la incontinencia nocturna
Puede ayudar a los niños en casos de perdidas involuntarias de orina durante la noche. Es un alimento reconfortante que asegura una correcta eliminación de líquidos a través de dos mecanismos que tiene el organismo: la orina y la sudoración. “Cuando los riñones tienen sensación de frío, se sobreestimulan y puede haber una micción descontrolada”.

Ayuda a que suba la leche
En madres que acaban de dar a luz. “Aporta componentes nutritivos que propician la secreción de leche materna y, tomado con mochi (arroz glutinoso) o con koikoku (pescado), ayuda en la recuperación de la parturienta”.

Fortalece el organismo
“El miso posee mucha fibra, lo que beneficia al buen funcionamiento del aparato digestivo”. Además, ayuda a la función respiratoria. “Refuerza el sistema inmunitario frente a una posible enfermedad infectocontagiosa (tuberculosis) y ayuda a prevenir posibles alergias”.