Burdeos es famosa por su arquitectura del siglo XVIII, patrimonio que hoy podemos disfrutar en todo su esplendor gracias al lavado de cara al que se ha sometido la ciudad durante los últimos años. A cada paso por esta villa francesa, fundada a orillas del río Garona, nos encontramos con monumentos tan destacados como la torre Pey-Berland (el campanario separado de la catedral de Saint-André), la explanada de los Quinconces, el Gran Teatro de la Ópera y así hasta 350 edificios históricos. Lo mejor es que todo es accesible gracias a una red de tranvía que se mueve por energía solar.
La ciudad del vino
Desde el pasado mes de junio, Burdeos cuenta con un lugar único en el que experimentar todas las excelencias del vino de la región. Se trata de la Cité du Vin, que más que un museo es un universo maravilloso en el que se puede hacer un recorrido multimedia y sensorial a través de la cultura vitivinícola. La Cite du Vin, además, es una obra de arte arquitectónica situada a orillas del río Garona, ya que es un edificio completamente acristalado y con una forma muy especial, la que crea el propio vino cuando se gira dentro de una copa. Aquí podrás adquirir todos los conocimientos que necesites sobre el vino (cuenta con un salón de lectura en el que se pueden consultar cientos de volúmenes sobre el tema), hacer cursos de cata o dar cuenta de lo que ha supuesto esta bebida desde la antigüedad a nuestros días. En el último piso hay un bar de degustación y en la salida una tienda en la que podrás adquirir caldos de todo el mundo.
El espejo del agua
En la plaza de la Bolsa se encuentra uno de los rincones más mágicos de Burdeos, Le Miroir d’eau (el espejo de agua), una gigantesca placa de granito con 2 cm de agua que refleja no solo el emblemático edificio de la Bolsa del siglo XVIII que tiene enfrente, sino todo lo que tiene vida alrededor o se mueve, como el tranvía que cuidadosamente pasa por allí. La plataforma suelta chorros de agua creando un ambiente como de niebla que encanta a los niños en verano, momento en el que pueden chapotear en él; y a los mayores, porque pueden tomar fotos únicas. De hecho, es el punto más fotografiado de todo Burdeos.
El rio Garona
El carácter de los bordeleses está influido por su río, el Garona, navegable hasta el Atlántico. Se puede apreciar desde tierra paseando por sus orillas: los muelles o antiguos almacenes portuarios han sido reconvertidos en interesantes tiendas de outlet. También por barco: a lo largo de la orilla izquierda podemos encontrar embarcaderos que ofrecen paseos o pequeños cruceros gourmet para degustar productos locales mientras se contempla el paisaje. Hay de diferentes duraciones y recorridos, pero si no queremos perder de vista la ciudad lo mejor es reservar un paseo que va del puente Chaban-Delmas, inaugurado en 2013, situado junto a la Cite du Vin, visible desde cualquier punto gracias a sus cuatro pilares de 77 metros, al Puente de Piedra, el más antiguo, de 1820, y con 17 arcos, uno por cada letra del nombre de Napoleón Bonaparte.
Las vinotecas
Hay mil formas de disfrutar del vino en la considerada su capital mundial. La más sencilla es acudir a una de sus numerosas vinotecas y pedir un caldo de su carta. Seguro que acertarás con cualquier elección, ya sea entre las variedades de uva blanca (Sauvingnon blanc, Semillon o Muscadelle) o de las tintas (Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc o Merlot; con estas dos últimas también se elabora rosado). Otra opción es hacer un taller de cata, plan que ponen muy a mano de cualquier aficionado. En la Maison du Vin, situado en el centro de la ciudad (Cours du 30 Juillet, 1), se organizan cursos para todos los públicos. También puedes solamente ir a degustar un vino.
Los canelé
Estos dulces con forma de pequeños flanes, pero con una textura como de bizcocho, son la verdadera especialidad bordelesa. De hecho, es el pastel más conocido de Aquitania. Se elabora con huevos, leche, harina y azúcar de caña y se aromatiza con ron o vainilla. Cualquier momento del día es perfecto para tomar uno en compañía de un café. Dos buenos lugares donde comprarlos: Baillardran (Cours de l’Intendance, 55) y La Toque Cuivrée (Avenue de Techeney, 97B).
El barrio Darwin
Esta antigua zona militar al otro lado del río Garona se ha convertido en el barrio más alternativo de Burdeos. En él han instalado un curioso coworking, hay espacios alternativos en los que organizar un evento de economía social o desarrollar reuniones de activismo ciudadano y han abierto el restaurante ecológico más grande de Francia, el Magasin General, que también tiene una tienda de alimentos orgánicos. Darwin es, además, un paraíso para los bordeleses que se afanan en el arte del reciclaje, quieren comprar un mueble vintage o son unos locos del skate.
Su gastronomía
Burdeos se ha colocado en poco tiempo en un referente de la alta gastronomía gracias a los restaurantes que han abierto chefs de prestigio como Joel Robuchon (Le Grande Maison), Gordon Ramsay (Le Presoir d’Argent) y Philippe Etchebest (Le Quatriéme Mur). Por supuesto, para los bolsillos con menos disponibilidad hay cientos de locales en lo que apreciar desde la cocina tradicional francesa a las más exóticas. Entre la enorme oferta te recomendamos Le Petit Commerce (Rue Parlement Saint-Pierre, 22), especializado en pescados y mariscos; y La Bresserie Bordelaise (Rue Saint Remi, 50), que tiene una estupenda carta de platos regionales y una amplia carta de vinos.
Y la cercanía de Saint-Emilion
A solo 30 minutos de Burdeos se encuentra este precioso pueblo medieval rodeado de châteaux (bodegas). Su cultura vitivinícola es tan importante que en 1999 sus viñedos fueron clasificados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Para conocer Saint-Emilion hay que callejear, visitar su iglesia monolítica subterránea (excavada en la piedra) y subir al campanario para ver la panorámica, probar sus famosos macarons y, por supuesto, alucinar con el sorprendente paisaje creado por sus 5.500 hectáreas de viñedos, algunos tan sonados como el Cheval Blanc, el Angelus o La Dominique, cuya nueva bodega ha sido diseñada por el arquitecto Jean Nouvel (el mismo que firmó la ampliación del Museo Reina Sofía de Madrid).
Guía práctica
Cómo llegar La forma más rápida de llegar a Burdeos es vía aérea. La compañía Iberia Express tiene vuelos directos desde Madrid a esta ciudad francesa dos veces a la semana: viernes y domingo. A partir del 26 de marzo, aumentará su frecuencia en un día más, el lunes. Se pueden conseguir billetes desde 39 € por trayecto, siempre que se compre ida y vuelta.