Beneficios del yoga para la salud (sobre todo en mujeres de + 50 años)

Cuando se trata de adoptar un estilo de vida activo, la edad no debe ser un impedimento, solo hay que adaptar la práctica a la forma física y a las necesidades de cada cual. Y, en este sentido, el yoga es una opción más que interesante. Te contamos cómo y por qué iniciarte en su práctica.
Beneficios del yoga

Aunque, a cierta edad, la idea de iniciarse en la práctica deportiva para cuidarse puede parecer desafiante, es muy necesario hacerlo, al igual que encontrar el ejercicio más adecuado para cada una.

Uno de los más recomendables es el yoga, puesto que ofrece múltiples beneficios al mismo tiempo que su práctica se adapta perfectamente a las necesidades de quienes buscan mantenerse activas y saludables en la segunda mitad de la vida.

El yoga es un aliado de la salud

Más que una serie de complicadas posturas, el yoga es una filosofía de vida que abraza la conexión cuerpo-mente. Iniciar esta práctica a cualquier edad, y especialmente después de los 55 años, puede ser transformador.

Uno de los beneficios del yoga más destacados es la mejora de la flexibilidad y movilidad articular, aspectos cruciales para prevenir la rigidez muscular y mejorar la calidad de vida.

Los beneficios del yoga tienen un impacto en el bienestar físico y emocional.

Esto se traduce, por ejemplo, en una mayor facilidad de movimiento en la vida cotidiana en actividades tan comunes como atarse los zapatos o girar el cuerpo o estirarse para alcanzar un objeto en una repisa.

El yoga también influye positivamente en el fortalecimiento muscular y óseo (posturas del guerrero y perro mirando hacia arriba), la mejora del equilibrio (postura del árbol), la estimulación del sistema circulatorio (perro mirando hacia abajo) y la mejora de la respiración y la capacidad pulmonar (pranayama).

El yoga aporta bienestar mental 

En el plano mental, los beneficios del yoga también son notables. Éste se erige como un poderoso antídoto contra el estrés, un mal muy habitual en las sociedades occidentales.

Las técnicas de respiración profunda y la meditación, intrínsecas en la práctica, no solo reducen los niveles de estrés, sino que también promueven la calma interior y la claridad mental, elementos esenciales para abordar los desafíos diarios con serenidad.

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