¿Por qué tengo tantos antojos?

Aunque son muy comunes, escoger qué comer es clave para no optar por alimentos poco o nada saludables.
Por qué tengo tantos antojos

¡Que levante la mano la persona que haya tenido antojos alguna vez en su vida! Estoy segura de que, todos los que lo habéis leído, habéis levantado la mano. Porque esto de los antojos... no lo tienen solo las embarazadas.

Las razones por las que aparecen los antojos pueden ser muy diversas. Pero una de las principales es que, probablemente, no estés permitiéndote comer ciertos alimentos y por eso, tu cuerpo te los acaba pidiendo de una manera u otra.

Si sueles tener antojos, es normal que te preguntes por qué surgen y qué podemos hacer para evitarlos... - Istock

Pero... ¿qué tiene que ver el no permitirte comer algunos alimentos con esto de los antojos? Pues mucho. Y ahora vas a averiguar el por qué.

Si yo te digo: “¡no pienses en un helado!” ¿Qué acabas de hacer? Seguramente, pensar en un helado. Esto ocurre porque nuestro cerebro trabaja con interpretaciones visuales de los pensamientos. Por eso, es difícil no imaginarse el helado, porque precisamente piensas en ello, para luego tratar de no hacerlo.

Maldición: ahora tienes el helado metido entre ceja y ceja y se te ha antojado comerlo. Pero como quieres evitar a toda costa comértelo porque consideras que es un alimento insano, malo o que te va a engordar, tratas de buscar un reemplazo más “sano” que tu antojo.

Esta elección de comer algo más “saludable”, que en un principio puede parecer una brillante idea, puede hacerte entrar en una dinámica muy parecida a la siguiente:

  • Tienes antojo de helado.
  • Pero no quieres comerlo, porque “no deberías”.
  • Por lo que optas por comer una manzana, que es más saludable.
  • No te quedas satisfecho, así que comes un yogur.
  • Sigues sin sentirte satisfecho, por lo que bebes agua para ver si se te pasa.
  • Como no consigues vencer al hambre, intentas engañar al cerebro comiendo plátano congelado, que se asemeja al helado que se te había antojado.
  • No te funciona. Cada vez piensas más en el helado.
  • ¿Qué sucede al final? Que terminas comiéndote el helado con ansiedad y aparecen los sentimientos de remordimiento y culpa.

Si te sientes identificada, tranquila, no eres la única. Todos alguna vez hemos tratado de sustituir nuestros antojos por otros alimentos. Pero la realidad es que, si quieres satisfacer ese hambre visual y mental, no es lo mismo comer un helado que una manzana.

Por eso, la gran mayoría de veces, la única forma de quedarte satisfecho es comiendo ese alimento que se te ha antojado.

Leyendo esto puede llevarte a pensar en dos posibles escenarios:

Pensamiento 1: “Si me lo permito, siempre terminaré comiendo solo eso”

Si te lo permites, no lo querrás comer todo el rato ni estarás pensando en ello constantemente. Porque una vez te das el permiso incondicional de comer, el deseo por ciertos alimentos deja de ser tan obsesivo e intenso y todos los alimentos acaban teniendo el mismo papel en tu alimentación.

A diferencia de lo que se puede pensar, no es útil eliminar los antojos ni obviarlos. - Istock

Pensamiento 2: “Mejor dejo de comprar los alimentos con los que tengo antojos y ya está, problema resuelto”

La solución a no tener antojos no es eliminarlos y negar por completo su existencia, porque si evitamos de manera consciente estos alimentos, a nivel cerebral, solo vamos a conseguir que haya un aumento del deseo de querer comerlos.

La solución a no tener antojos no es eliminarlos y negar por completo su existencia

Hay que tratar de alejarse de los extremos si lo que estamos buscando es tener una buena relación con la comida. Porque no hay alimentos buenos ni malos ni alimentos que engordan o adelgazan per se. Y la ansiedad que te puede producir evitar consumir el alimento que se te ha antojado puede ser peor que el propio alimento que se te ha antojado.

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