Los miomas son tumores benignos que aparecen en el aparato reproductor femenino. Se estima que se dan en un 25% de la población fértil, pero su prevalencia real parece mayor, según los expertos. Esto es lo que ocurre con ellos cuando aparece la menopausia.
Explica la doctora Marta Lamarca, médico especialista en Ginecología y Obstetricia del Hospital Quirónsalud Zaragoza que estas estructuras tumorosas benignas proceden “del propio tejido muscular del útero que se aglomera, adquiriendo una forma generalmente redondeada”.
A menudo son asintomáticos los miomas uterinos, y su crecimiento depende, dice la especialista, “de la acción de las hormonas femeninas sobre ellos”. Esto explica que sea en la etapa que va de la primera menstruación (menarquia) a la última (menopausia) cuando más parecen. “Y cuando van a tener potencial para aumentar en tamaño y número”, apunta la doctora Lamarca.

Qué pasa con la menopausia
Con la irrupción de la menopausia, no tienen por qué desaparecer completamente los miomas uterinos, pero sí que la prevalencia es mucho menor en las mujeres a partir de este momento vital.
“En la menopausia y después del parto, con el descenso de los niveles hormonales, generalmente los miomas disminuyen de tamaño, llegando incluso a desaparecer en algunos casos”, explica la doctora Marta Lamarca.
Todos los profesionales de la ginecología coinciden en que lo natural es que, como poco, con la menopausia, los miomas reduzcan su tamaño. “En pacientes cercanas a la edad de la menopausia y asintomáticas, debemos considerar también el manejo expectante incluso con cierta independencia del tamaño del mioma dado que después de la menopausia es normal observar una disminución de tamaño o incluso la degeneración de este”, explican al respecto desde la Clínica de Navarra.
Por lo tanto, al igual que es excepcional pero no imposible que los miomas uterinos aparezcan antes de la primera menstruación, también son compatibles con la menstruación. Eso sí, la tendencia es que se reduzcan y pueden incluso desaparecer.

Síntomas de los miomas
Como decíamos, los miomas uterinos no tienen por qué presentar sintomatología. De hecho, lo son entre un 50 y un 80% según la Clínica de Navarra.
Esto indica que hay un porcentaje de estos tumores benignos que sí presentan síntomas. El más frecuente, la hemorragia uterina, que se da en un 62% de los casos. “Suele presentarse en forma de regla abundante (menorragia) y se asocia típicamente a miomas submucosos”, apunta el equipo de ginecología de la Clínica de Navarra.
Por su parte, la doctora Marta Lamarca apunta al respecto que “cuanto más próximo esté el mioma a la cavidad uterina más frecuentes e intensos serán los episodios de sangrado”. Es una posibilidad, añade, que “se pueden manifestar como menstruaciones más duraderas y/o más abundantes, y muy raras veces producen sangrados entre reglas”.
El dolor, que puede ser “por torsión, dilatación cervical, degeneración del mioma o compresión nerviosa”, según la Clínica de Navarra; el aumento del volumen abdominal; la anemia; y la infertilidad son otros síntomas compatibles con los miomas uterinos.
Sobre esta última, el equipo de ginecología de la clínica de Navarra indica que “el mioma puede impedir la fecundación o la implantación debido a su localización en el útero (obstrucción tubárica o alteración de la anatomía normal)”.