El praliné es una maravillosa pasta de almendra o avellana tostada, que han sido envueltas en azúcar cocida y, finalmente, glaseadas. Aunque es cierto que todo depende del lugar donde nos encontremos. Por ejemplo, en Bélgica, el término “praliné” se identifica con un bombón o caramelo relleno de chocolate.
Los expertos no están del todo seguro acerca de cuándo o cómo surgió, aunque los orígenes del praliné parecen remontarse a principios del siglo XVII. De hecho, se cree que fue creado por el chef Clement Lasagna, quien trabajó para el diplomático francés César duc de Choiseul.
En aquel entonces, el praliné original creado y elaborado por el chef Lasagna combinaba almendras y una capa caramelizada. Y lo llamó “praslin” en honor al Comte du Plessis-Praslin. A lo largo de los siglos en Europa, poco a poco, el “praslin” evolución hasta convertirse en algo similar a lo que conocemos hoy en día. Aunque con modificaciones deliciosas.
Por ejemplo, tanto en Francia como en la vecina Bélgica a menudo se elabora con cacao y nueces molidas. Y también podemos mencionar los tradicionales bombones del sur, típicos en Nueva Orleans (Estados Unidos), que llegaron de manos de las monjas ursulinas francesas.
Algunos consejos útiles a tener en cuenta antes de comenzar
Aunque elaborar el praliné en casa es, en realidad, bastante sencillo y simple, debemos tener en cuenta algunos consejos básicos:
- Trata de utilizar mangas largas con las que protegerte los brazos de las burbujas de caramelo. Y es que no hay nada más doloroso que una quemadura causada por el azúcar. Por lo que debemos extremar las precauciones al máximo, especialmente si hay niños alrededor.
- Es mucho más adecuado empezar con una temperatura moderada y, luego, subir la temperatura lentamente, que cocinar el caramelo demasiado caliente y demasiado rápido, porque podría quemarse fácilmente.
Receta de praliné casero

Ingredientes:
- 250 g de avellanas
- 250 g de almendras
- 250 g de azúcar
- 1 pizca de sal
- 2 cucharadas de extracto de vainilla
Elaboración:
Comenzamos colocando papel de horno en una bandeja para horno. Y, luego, colocamos las avellanas y las almendras encima. Introducimos en el horno y cocinamos durante 20 a 30 minutos a 170 ºC, hasta que se hayan dorado. Una vez haya pasado este tiempo, las retiramos con cuidado del horno y dejamos que se enfríen. Si lo deseas, puedes conservar o eliminar la piel o cáscara de las mismas.
Ahora elaboramos un caramelo. Para ello, a fuego medio, ponemos el azúcar en una cacerola y dejamos que el azúcar se derrita hasta que se dore, pero no demasiado oscuro (para evitar que adquiera un sabor a quemado). En caso de que sea necesario, y el azúcar no se derrite de forma uniforme, mezcla un poco con la ayuda de una espátula de madera.
Vertemos los frutos secos (tanto las avellanas como las almendras) en el caramelo y mezclamos bien, combinando con la ayuda de la espátula de madera. De esta forma conseguiremos cubrir todas las avellanas y las almendras con caramelo. Eso sí, ten especial cuidado de no tocar el caramelo con los dedos, porque correrás el riesgo de quemarte.
Ahora, vertemos el caramelo con los frutos secos en la bandeja para hornear (encima del papel de horno), y dejamos enfriar.
Una vez frío, lo añadimos en una batidora o procesador de alimentos, agregamos la sal y la vainilla, y mezclamos bien durante 3 a 6 minutos. Empezará a molerse, y luego, gradualmente, se convertirá en una masa cada vez más líquida. De esta manera, conseguiremos un praliné con una textura muy suave. Si se calienta, lo conveniente es dejarlo reposar un poco, y continuar batiendo una vez se haya vuelto a enfriar.
La pasta de praliné se conservará perfectamente bien durante varios meses, siempre y cuando la mantengas conservada en un recipiente cerrado herméticamente, en un lugar fresco y seco (efectivamente, no es necesario refrigerarla).