Hay zonas de la casa que parecen condenadas al caos, y el fregadero es una de ellas. Aunque el resto de la cocina esté ordenada, si hay una bayeta chorreando en el grifo, un estropajo húmedo olvidado o restos de jabón salpicando el borde, la sensación de desorden gana por goleada. Lo peor es que es una zona de uso constante: la ves cada vez que entras en la cocina, y la usas varias veces al día. Así que cuando no está bien organizada, lo notas (y mucho). Durante años probé de todo: dejar la bayeta colgada del grifo, poner el estropajo encima del jabón, usar pequeñas bandejas… Pero nada terminaba de funcionar. O quedaba feo, o era incómodo, o se llenaba de agua y acababa oliendo mal. Hasta que un día, sin grandes expectativas, probé un accesorio diseñado específicamente para organizar esa zona del fregadero. Y aunque parezca exagerado, fue un antes y un después.
No ocupa apenas espacio, tiene compartimentos definidos y está pensado para que el agua escurra directamente. Bayeta, estropajo, cepillo o jabón: todo encuentra su lugar. Y eso, además de práctico, da gusto. No solo por lo que mejora el aspecto, sino porque facilita una rutina que haces a diario y que ahora se vuelve más limpia y eficiente. Ya te contamos cómo desinfectar el estropajo y evitar que tu cocina huela mal. Y este tipo de accesorio, sencillo pero muy funcional, se ha convertido en un básico que recomiendo sin dudar. Porque no se trata de tener una cocina de catálogo, sino de que las cosas funcionen. Y esto, funciona.
Cómo elegir el organizador de fregadero que necesitas
Lo primero es observar tu propio espacio y cómo lo quieres tener ordenado. No todos los fregaderos tienen la misma forma ni están igual distribuidos. Por eso hay modelos diferentes: algunos se apoyan sobre los bordes del fregadero, otros cuelgan del grifo, otros se adhieren con ventosas a la pared o a los azulejos. Elige el que mejor se adapte sin estorbar. Este de la imagen es de Ikea.
Después, valora el material. El acero inoxidable es resistente, duradero y fácil de limpiar. La silicona o el plástico duro también son opciones válidas si buscas ligereza o un presupuesto más bajo. Eso sí, asegúrate de que sea desmontable o que al menos se pueda limpiar bien, porque con el uso diario, acumula restos de agua y jabón.
Otra clave es que tenga drenaje. Que permita escurrir correctamente y no se convierta en un pequeño charco permanente. Y si además incorpora espacio para el bote de jabón, un gancho para colgar el cepillo o una bandejita extraíble, mucho mejor.
Orden en el fregadero, orden en la cocina
Lo que empezó como un pequeño cambio terminó contagiando otras zonas. Al tener el fregadero siempre despejado, también te apetece mantener el resto de la encimera limpia. Y esa sensación de orden visual ayuda a cocinar con más calma, a limpiar más rápido y a mantener la cocina lista para usar en todo momento.
Además, cuando cada cosa tiene su sitio, evitas que los utensilios de limpieza se deterioren por estar mojados o mal colocados. Se secan bien, duran más y no generan malos olores. En resumen: ahorras tiempo, dinero y molestias.
Un pequeño cambio de orden que mejora tu rutina diaria
Invertir en este tipo de accesorio no requiere gran presupuesto, pero sí da grandes resultados. Y eso lo convierte en una de esas compras que, una vez haces, ya no puedes vivir sin ella. Porque no solo pone orden en un punto crítico de la cocina, sino que mejora tu experiencia diaria.
En casa, los pequeños gestos importan. Y cuando algo te facilita la vida varias veces al día, lo notas. Por ejemplo, te contamos la limpieza fácil de la experta Laura Varo que devuelve el brillo a tus tablas de madera. Este organizador de fregadero es uno de esos ejemplos claros de cómo un detalle práctico puede transformar tu rutina sin esfuerzo. Solo tienes que probarlo.
