5 Cosas que no sabes sobre los yogures de sabores y deberías conocer
Esta es “toda la verdad y nada más que la verdad” de los yogures aromatizados o con trozos de fruta.
Mucho se ha hablado y se ha debatido sobre los yogures y sus peculiaridades. Por encima de todo hay un tema que monopoliza buena parte del interés en estos productos habituales en la mayoría de hogares españoles: cuál es la verdad sobre los yogures de sabores. Si quieres saber “toda la verdad y nada más que la verdad” sobre ellos, sigue leyendo.
Hasta hace bien poco no se conocía de forma amplia que un yogur natural, incluso uno griego, es más saludable que uno de sabores, pero de un tiempo a esta parte numerosos expertos en nutrición han divulgado sobre ello aprovechando que el interés de la población en alimentarse de forma saludable ha aumentado y que también se han desarrollado ventanas alternativas para informar, como es el caso de las redes sociales.
Entre lo que estos expertos nos han contado para que aprendamos a leer el etiquetado de estos productos y lo que dice la ciencia, de lo cual se hacen eco las instituciones alimentarias, tenemos una fotografía clara de los yogures de sabores, fotografía que compartimos contigo a través de estas cinco peculiaridades sobre ellos que es muy probable que no conozcas y deberías conocer.
Alto contenido en azúcar
Según la OCU, un yogur natural azucarado o aromatizado con sabores artificiales tiene de media un 10% de azúcar añadido, lo que equivale a entre 8 y 14 gramos por unidad -el natural apenas tiene 4 gramos-, el 20% de la cantidad máxima recomendada por la OMS. Son, por lo tanto, un producto con un contenido alto de azúcar añadido. No solo el “natural azucarado” lo es, como mucha gente sigue pensando. Por ello no son un alimento saludable.
Dentro de los yogures de sabores existen versiones que incluyen trozos de fruta, lo cual está bien, no tiene nada de malo. Lo único que sí debes saber al respecto es que la mayoría están enriquecidos con azúcar porque para proteger a la fruta que llevan, que se estropea pronto, suelen incorporar mermeladas en muchos casos -no todos ojo, pero en su amplia mayoría si llevan azúcar añadida por lo menos-. Además, su cantidad en fruta es muy baja, nada que se le parezca al concepto de “una ración diaria”. Para asegurar que sí lo es la solución es sencilla: prepararte tú un yogur natural o griego con fruta picada.
Hay gente que se ha informado al respecto y ya sabe que los yogures de sabores no son saludables. Sin embargo, confunde el motivo. No es porque lleven colorantes y aromas, que por sí mismos no son un problema nutricional, sino que lo son por la cantidad de azúcar que contienen, como decíamos antes.
Como ocurre con cualquier otro yogur, por el proceso de fermentación de la leche que da lugar a este producto lácteo, es un alimento compatible con las dietas de las personas que son intolerantes a la lactosa. De hecho, son una alternativa recomendable para ellos porque sus valores nutricionales son similares a la leche, así que si desarrollas una intolerancia no tienes por qué eliminar los yogures de tu dieta salvo que el médico te lo recomiende por el motivo que sea. Eso sí, mejor naturales.
Hay versiones del yogur que no se las puede considerar tal y esto es importante saberlo cuando entras en el pasillo del supermercado donde se venden porque a veces puede llegar a abrumar tanta variedad. Nos referimos, por ejemplo, a los famosos “yogures con bífidus”, que en realidad no pueden incluir en su etiquetado la palabra yogur. Un yogur, sea natural o de sabores, tiene que cumplir una serie de exigencias para serlo, de ahí que leer el etiquetado sea esencial para conocer qué es realmente un yogur -"producto de leche coagulada obtenido por fermentación láctica mediante la acción de de Lactobacillus delbrueckii subsp. bulgaricus y Streptococcus thermophilus a partir de leche o de leche concentrada, desnatadas o no, o de nata, o de mezcla de dos o más de dichos productos, con o sin la adición de otros ingredientes lácteos…", según el RD 271/2014, 11 de abril del BOE - y que no lo es sin necesidad de cursar un máster en la materia.