Comes más de la cuenta y al poco rato, notas tu estómago bastante hinchado, tienes gases o náuseas, ganas de vomitar y una digestión pesada, te cuesta respirar o incluso te duele la cabeza… ¿Te suena? Puede que te hayas empachado.
Un empacho (o ‘dispepsia’, como se llama oficialmente) es una indigestión que se produce generalmente por una ingesta excesiva de comida, aunque existen otras causas que pueden producirla, como el comer demasiado deprisa, moviéndose, estando en mala posición, o mientras se fuma o se habla. ¿Quién no ha sufrido un empacho alguna vez en su vida? Además, estos problemas son aún más comunes durante la época navideña, en la que generalmente comemos más y además, platos más pesados y calóricos como asados o dulces. Náuseas, vómitos, dolor de estómago, acidez, gases, cansancio, dolor de cabeza o sudoración excesiva son algunos de los síntomas característicos que acompañan a los empachos. La dispepsia es un trastorno digestivo más complejo y a menudo crónico, mientras que el empacho es una condición temporal, relacionada con comer en exceso. Si el empacho está relacionado con acidez estomacal, el limón podría irritar aún más. Tumbarse no es recomendable. Lo mejor es dar un pequeño paseo acompañado de un masaje a nivel abdominal.
Generalmente, estos problemas se resuelven por sí solos en unas dos o tres horas después de haber comido de más, aunque puedes hacer algunas cosas para aliviarlos de una forma un poco más rápida. ¡Aquí tienes los mejores trucos!
Bebe líquidos: ¡Pero muy poco a poco! Toma sorbitos de agua o de agua con limón, para probar la tolerancia, unos minutos después de haber terminado de comer.
Apuesta por una infusión: Aunque no te apetezca tomarlas, te harán sentir mejor pasados unos minutos. ¿Las mejores? La manzanilla o una infusión de anís, de menta o de diente de lón, ayudarán a asentar tu estómago y a facilitar la digestión.
Reposo absoluto: Esto es muy importante. Túmbate o siéntate y no realices ningún ejercicio físico durante al menos dos horas después de haber comido.
No comas más: Sobre todo hasta que notes el estómago bien y vaciado. Cuando lo hagas, opta por comidas ligeras y suaves como un poco de fruta, una tortilla francesa o un puré ligero. Nada de fritos, dulces o más comidas contudentes
Toma un antiácidos: Si te notas muy mal, toma un medicamento especialmente indicado para la acidez o la indigestión. Posiblemente te ayudará a hacer mejor la digestión o aliviarán tus gases.

¿Cómo prevenir un empacho?
Aunque parezca muy lógico, no está de más recordar algunos consejos sencillos para evitar los empachos en épocas navideñas (y en cualquier momento). Recuerda que es mejor prevenir que curar:
- Evita los alimentos con mucha grasa, como los fritos, los postres con demasiado azúcar y las salsas pesadas.
- Come despacio, masticando bien cada alimento. No hables mientras mastiques.
- Intenta quedarte ligeramente insatisfecha. Mejor comer de menos, que comer de más.
- Bebe más agua entre cada bocado.
- Come erguida, sentada en una silla con la espalda recta. Nunca comas recostada o tumbada.
- Intenta no consumir bebidas con alcohol o con gas mientras comes. Si vas a tomarlas, hazlo luego, cuando hayas terminado de comer. Come con agua.
- Evita los alimentos de digestión más pesada, como las legumbres, sobre todo si los has tomado más veces y sabes que te sientan mal.