Saber ordenar bien la nevera no solo es una cuestión práctica, para la comodidad del día a día, sino que también es una manera de prevenir posibles contaminaciones alimentarias ya que influye en cómo se conservan los productos que almacenes en ella.
La limpieza, que es la principal barrera para el desarrollo de bacterias y contaminaciones cruzadas, u y saber dónde poner cada alimento en función de sus características, son aspectos que debemos tener siempre presentes.
En este sentido, lo primero que tienes que recordar es que la zona menos fría es la nevera, de ahí que en ella “no se deben almacenar los alimentos perecederos”, explican desde Salud de la Comunidad de Madrid. Evita poner los huevos aquí, y deja este espacio para las salsas industriales y las bebidas.
Que los fabricantes de neveras pongan las hueveras en la parte alta de la puerta no quiere decir que este sea un buen lugar para protegerlos. El motivo es que los huevos no soportan los cambios de temperatura bruscos, que es justo lo que ocurre en la puerta de la nevera.
Cuestión de temperatura
De no exponerlos a una temperatura estable, puede que “bacterias como la salmonela penetren en el interior del huevo”, apuntan desde Consumo, al producirse “condensaciones en la cáscara que favorecen el crecimiento bacteriano”, añaden. Esto mismo puede pasar también si los colocamos en la puerta del frigorífico por el mismo motivo: la oscilación térmica a la que se someten los productos que colocamos en dicho espacio de tanto abrir y cerrar. Por esta razón, desde el ministerio de Consumo recomiendan emplazar los huevos en las baldas intermedias de la nevera, entendiendo por intermedias aquellas que están situadas justo encima de los típicos cajones grandes que suelen incluir casi todos los diseños de este electrodoméstico esencial en los hogares.
Los lácteos son productos que necesitan conservarse a temperaturas bajas y con pocas oscilaciones, pero no tanto como las carnes y el pescado. Por ello, su lugar ideal en el frigorífico es la balda superior según Sanidad de la Comunidad de Madrid. Este organismo recomienda reservar esta balda más alta de la nevera, una zona fría de la misma, también para alimentos que "una vez abiertos, deban conservarse en frío". Por ejemplos, los platos ya cocinados o los embutidos.
La balda inferior, la que se sitúa justo encima del congelador, suele estar destinada por los fabricantes a las carnes y pescados. A menudo van aisladas, como una especie de cajón independiente. Si tu nevera la trae, es la parte que alcanza la temperatura más baja del electrodoméstico, de ahí que sea recomendable para colocar en ella las carnes y los pescados.
En el caso de que no lleve este cajón especial, puede que directamente lleve los cajones de fruta y verdura. De ser así, el mejor espacio para la carne y el pescado es la balda inferior, justo encima de los citados cajones. Esta parte de la nevera es apta para los alimentos más perecederos. Además, también es un espacio ideal para poner los alimentos en descongelación, que ya sabes que no debes dejar que hagan este proceso fuera de la nevera. Salud de la Comunidad de Madrid recomienda la citada balda inferior para estos productos “Aunque se coloquen en recipientes que recojan el agua de descongelación, así se evita que se contaminen los alimentos de los estantes inferiores”.
Por último, el otro gran grupo de alimentos que solemos tener siempre en la nevera son las frutas y las verduras. Estos suelen tener un cajón diseñado en exclusiva para ellos en las neveras, y en este caso si es un buen espacio para colocarlas, no como los huevos en la puerta. Esta casi siempre ubicado en la parte inferior, donde la temperatura también es alta y estable, pero no tan fría con en las baldas intermedias.
De todos modos, es esencial que tengas en cuenta con las frutas y verduras, advierten desde Sanidad de la Comunidad de Madrid, que “el frío excesivo puede deteriorarlas”. Esto explica, por ejemplo, que sea recomendable evitar tener en la nevera productos frescos como las cebollas, los tomates o las frutas tropicales, que suelen sufrir especialmente con las bajas temperaturas. Les ocurre lo mismo a las patatas. Todos estos alimentos, en la medida de lo posible, es mejor mantenerlos en una temperatura ambiente fresca y sin luz directa del sol sobre ellos.