¿En qué consiste el movimiento Slow? Así puedes practicarlo

La filosofía Slow propone replantear los tempos en los que la sociedad actual opera en su búsqueda del equilibrio entre el cuerpo, la mente y el entorno.
¿En qué consiste el movimiento Slow? Así puedes practicarlo

Regidos por un sistema de libre competencia es ineludible no verse sometido a un estado de frenesí constante en el que grosso modo todos los ámbitos de la vida se ven afectados por este fenómeno de la inmediatez, desde el mundo de la alimentación o la moda hasta el de la comunicación. Según Carl Honoré, impulsor del movimiento: “el beneficio máximo del movimiento Slow sólo se conseguirá si vamos más allá y reflexionamos sobre nuestra manera de hacerlo todo. Un mundo realmente lento requiere nada menos que una revolución del estilo de vida”. De modo que requiere replantearse los cimientos de nuestros hábitos y buscar alternativas frente al preponderante sistema frenético que rige nuestros días, el cual se ha convertido en una antítesis a la propia naturaleza humana.

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Uno de los principales responsables de esta tendencia a la desaceleración es Carlo Petrini, el sociólogo y fundador del Slow Food [comida lenta], el movimiento internacional que propone un retorno a la gastronomía tradicional. Para Petrini esto significa apostar por productos naturales, ecológicos y buenos procesados, fomentar la producción local, de temporada, y la sostenibilidad de todos los procesos relacionados con la alimentación. 

En su manifiesto, el Slow Food explica que su mayor enemigo; la comida rápida es un problema estructural: “Nuestro siglo, que empezó y se ha desarrollado bajo la insignia de la civilización industrial, primero inventó la máquina y luego la tomó como el modelo de su vida. Estamos esclavizados por la velocidad y todos hemos sucumbido al mismo virus insidioso: vivir rápido, una actitud que trastorna nuestros hábitos, invade la intimidad de nuestros hogares y nos obliga a ingerir la llamada comida rápida”.

"El beneficio máximo del movimiento Slow sólo se conseguirá si vamos más allá y reflexionamos sobre nuestra manera de hacerlo todo"

De esta manera, la fundación del Slow Food supuso un punto de inflexión que se trasladó a otros campos como la moda, el turismo, la educación o el sexo hasta completar el amplio espectro que compone la vida misma, incluso se comienza a hablar de Slow Cities [ciudades lentas]. “El movimiento Slow se desarrollará en gran parte gracias a una especie de polinización cruzada. A este respecto, Slow Food ya ha originado otros grupos. 

Bajo el estandarte de Slow Cities [ciudades lentas], más de sesenta poblaciones de Italia y otros países están esforzándose por convertirse en oasis de calma. En Bra se encuentra también la sede de Slow Sex [sexo lento], un grupo dedicado a erradicar el apresuramiento del dormitorio. En Estados Unidos, la doctrina de Petrini ha inspirado a un conocido educador, quien ha creado el movimiento Slow Schooling [escolarización lenta], que fomenta la lentitud en la actividad docente”. Explica Honoré en su libro Elogio de la lentitud, ya considerado como la biblia del movimiento Slow.

A continuación, vamos a descifrar los principios del movimiento slow y cómo aplicarlos según Carl Honoré:

1. El presente se simplifica a un espacio infinito donde existen la memoria (pasado) y la imaginación (futuro). No dejes que la culpa, los resentimientos o la ansiedad por el futuro te atrapen. Vive el presente.

2. Existen multitudes de estudios que demuestran que el contacto con la naturaleza tiene múltiples beneficios para nuestra salud mental. Trata de pasar tiempo en entornos naturales depositando atención plena y admirando su majestuosidad. Un pequeño gesto que implica conectar con tu cuerpo, mente, entorno y por ende también con el presente.

3. Trata de minimizar el tiempo que gastas en las redes sociales. Éstas, si no se usan bien, podrían drenar tu energía. Revierte este tiempo malgastado en momentos de calidad con tu familia y amigos. De este modo, estarás fomentando la comunicación, la empatía y tus habilidades sociales activando así el sentimiento de pertenencia.

Es habitual pasar mucho tiempo en Internet, especialmente conectados a las redes sociales. - Istock

4. Sé consciente de lo que realmente necesitas. Valora tus objetos materiales, así le darás una mejor y duradera vida. Si así lo haces, siéntete satisfecha porque estarías contribuyendo a un consumo sostenible.

5. Utiliza la tecnología a tu favor. Úsala para formarte, investigar sobre temas que te interesan o conectar con gente con la que compartes inquietudes.

6. Disfruta de la comida saludable y comparte este momento con otra gente. Encontrarás un espacio de desconexión en el que rendirte al placer de la gastronomía tradicional y ecológica.

7. Busca cada día al menos un momento en el que rendirte culto. Es decir, realizar cualquier práctica que te apetezca hacer.

8. Reflexiona activamente al menos una vez a la semana sobre lo que está ocurriendo en tu vida y si eso casa con lo que necesitas. Dale lugar en tu vida a la pausa. Vive una vida consciente.

9. Practica cualquier deporte. El entrenamiento físico te ayudará a conectar con tu cuerpo de manera activa y potenciará la liberación de serotonina, contribuyendo a una mayor sensación de felicidad y serenidad.

10. Planifica tu día. Levántate cada día con un propósito, y así evitarás la procrastinación. 

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