Todo sobre la tiroides: por qué es tan importante y principales enfermedades tiroideas
Se trata de una glándula endocrina que segrega varias hormonas que participan en las principales funciones de nuestro organismo. Los problemas con esta glándula son comunes y afectan, en mayor medida, a las mujeres. Conocer más a fondo qué ocurre cuando no funciona bien puede ayudar a controlar una patología infradiagnosticada.
La glándula tiroides está situada en el cuello, justo antes de la tráquea, y está compuesta por dos lóbulos que se sitúan a cada uno de sus lados. Ella sola es la encargada de segregar hormonas que intervienen en los procesos más importantes que a diario tienen lugar en nuestro cuerpo y eso que solo pesa 30 gramos.
Sus funciones son muy variadas, aunque siempre está muy relacionada con el metabolismo. De hecho, la pérdida o ganancia de peso de forma repentina y sin control es uno de los síntomas más evidentes de que algo falla.
Pero, además, es necesaria para el crecimiento, regula la temperatura corporal y la asimilación de algunos nutrientes. Interviene en el desarrollo del sistema nervioso, controla el ritmo cardíaco y es fundamental en el crecimiento y desarrollo de algunos órganos, como la piel. Y todo esto lo hace segregando las hormonas necesarias en cada momento a través del torrente sanguíneo. En concreto, son dos las hormonas tiroideas: la tiroxina (T4) y la triyodotironina (T3). Para tantas funciones, la tiroides necesita ayuda y esta se la prestan la pituitaria y el hipotálamo, otras dos glándulas productoras de hormonas que están situadas en el cerebro y que controlan la cantidad de hormonas que deben circular por nuestro organismo.

La tiroides es una glándula pequeña, en forma de mariposa y situada en la parte delantera del cuello, que produce dos hormonas tiroideas. Estas controlan la forma en la que el organismo usa la energía, por lo que afectan a casi todos los órganos, incluso el corazón.
Cuando algo falla
En nuestro país, más de un 12 % de la población sufre algún trastorno de tiroides. El más común es el hipotiroidismo, es decir, cuando la glándula trabaja más despacio y no puede cumplir con la demanda de nuestro organismo. Lo contrario es el hipertiroidismo.
Mientras que, en el primer caso, la diferencia entre hombres y mujeres es abismal, en el caso de hipertiroidismo, está algo más igualado, aunque siguen siendo las mujeres las que más sufren problemas de tiroides, en general. Esto es debido a los desajustes y cambios en los ciclos hormonales de las mujeres, más propensas a sufrir enfermedades relacionadas con el sistema endocrino.
Otra patología común a la hora de hablar de tiroides es el bocio. Se trata de un crecimiento irregular de la tiroides o de la aparición de nódulos.
Hasta un 12% de la población general tiene problemas de tiroides.
Hipotiroidismo
Se estima que, solo en España, hay más de un millón de personas que sufren hipotiroidismo y no lo saben. Esto es porque sus síntomas son muy inespecíficos. Entre los más comunes y que deben hacer sospechar, destaca el cansancio o somnolencia, a pesar de tener un descanso adecuado. Sentir siempre frío y sufrir estreñimiento también son síntomas claros. Además, el que más llama la atención es el aumento de peso de forma repentina. De media, una mujer puede llegar a engordar unos 5 kilos debido a esta enfermedad. Sentirse algo decaído de ánimo y ver un aumento considerable de la caída del cabello son también señales de alarma.
Además de tratarse de síntomas comunes en muchas patologías, a esto le sumamos que el pico de casos se da en mujeres maduras, por lo que es fácil confundir estos síntomas con los que lleva a asociados la propia menopausia.
Detectar esta enfermedad es tan sencillo como hacerse un análisis de sangre en el que se estudie la carga hormonal. Una vez detectado, el tratamiento también es muy fácil: una pastilla con la propia hormona que el cuerpo no es capaz de producir, lo que minimiza los efectos secundarios. Solo hay que ser conscientes de que será un tratamiento para toda la vida y que se requieren revisiones constantes para asegurarse de que el tratamiento está funcionado o si es necesario ajustar la dosis. La parte buena es que el tratamiento no interfiere en la calidad de vida de las personas y se puede llevar una vida totalmente normal.
En el caso del hipotiroidismo, más de un 75% de los casos detectados se dan en mujeres.
Hipertiroidismo
Que la tiroides produzca más hormonas de las necesarias es algo menos frecuente. Se puede decir que los síntomas son los contrarios a los que se producen por el hipotiroidismo, produciéndose una cierta aceleración del ritmo normal del organismo, lo que supone una pérdida de peso rápida, problemas de sueño, sudoraciones e intolerancia al calor, taquicardia, palpitaciones...
La mayoría de los casos de hipertiroidismo son muy leves, pero, aún así, es necesario tratarlos, ya que, con el tiempo, pueden derivar en problemas de salud graves, como enfermedades cardíacas u osteoporosis, pues estas hormonas interfieren en la asimilación del calcio.

Entre los 45 y los 65 años se detectan la mayor parte de casos de hipotiroidismo, por lo que sus síntomas suelen confundirse con la menopausia.
Al igual que el hipotiroidismo, se trata de una enfermedad crónica para la que existe un tratamiento asequible y sencillo.
Bocio
En este caso, hablamos de un agrandamiento de la glándula tiroides. Puede producirse un agrandamiento general de la tiroides o puede ser el resultado de un crecimiento celular irregular que forma uno o más bultos (nódulos). Esto puede conllevar aumento o la disminución de las hormonas de la tiroides, pero el síntoma más evidente es la hinchazón de la zona y, en la mayoría de los casos, dolor intenso.
Se puede detectar con una simple palpación de la zona, pero, en casos menos acusados, el especialista se ayudará de una ecografía para, también así, comprobar el estado general de la glándula. El bocio es el problema menos común, puesto que su causa principal es una falta de yodo. En la actualidad, en los países desarrollados, este problema está prácticamente erradicado, en parte, por el consumo de sal yodada.
La tiroides necesita yodo para funcionar, pero una cantidad tan mínima que es suficiente con llevar una dieta equilibrada. De hecho, hoy en día, es difícil encontrar suplementos de yodo.
Así pues, la inmensa mayoría de los problemas de tiroides derivan de una enfermedad autoinmune.