El engaño de añadir sal al agua para obtener un mejor aporte de minerales que nos ha hecho creer Instagram
Algunos influencers con decenas de miles de seguidores recomiendan en Instagram añadir sal de cocina al agua de bebida, supuestamente, para completar su contenido en minerales y conseguir que tenga un mejor efecto para la salud. Pero ¿tiene algún fundamento esta recomendación? ¿Es realmente beneficioso o puede ser perjudicial? Lo contamos a continuación.

Si por algo nos caracterizamos todos los seres humanos es porque necesitamos agua para sobrevivir. Nuestro cuerpo está formado en gran parte por este compuesto y lo necesita para funcionar correctamente porque desempeña infinidad de funciones: interviene en reacciones metabólicas, contribuye en la estructura de nuestras células, ayuda a regular la temperatura corporal, transporta nutrientes, participa en la eliminación de compuestos de desecho y un largo etcétera.

La importancia del agua explica el interés que despierta, pero no siempre para bien. Por ejemplo, hay infinidad de charlatanes que pretenden vendernos remedios milagrosos relacionados con este líquido, como sistemas purificadores que no son efectivos o jarras pseudomágicas que prometen milagros que no cumplen. Por no hablar de la cantidad de creencias y mitos que circulan sobre ella, que a veces se deben simplemente al desconocimiento y en otras ocasiones esconden ciertos intereses, como el afán de ganar dinero o notoriedad.
El mito del agua destilada
Uno de los mitos clásicos que reaparece de cuando en cuando es el que advierte sobre la supuesta peligrosidad del agua destilada, que es el agua que no contiene minerales. Se supone que esta característica hace que esta agua sea tóxica y no se pueda beber, porque “podría enfermarnos e incluso llegar a causarnos la muerte”. Se supone también que esto sucede porque, al no contener minerales, “roba los minerales de nuestro organismo”, lo que “afecta gravemente a nuestra salud”.
Esta creencia no tiene fundamento, pero mucha gente sigue pensando que sí. Y otros muchos siguen difundiendo el mito, incluso a sabiendas de que es falso.
Esta creencia no tiene fundamento, pero mucha gente sigue pensando que sí.
La recomendación de añadir sal al agua
En las últimas semanas varios influencers con decenas de miles de seguidores han puesto en Instagram algunas publicaciones que se basan precisamente en ese viejo mito, aunque con una versión un poco actualizada.
Muchos de ellos aseguran algo parecido a lo que acabamos de mencionar. Concretamente afirman que el agua mineral, sobre todo la de mineralización débil, y el agua del grifo que se bebe en algunas zonas geográficas, “son muy pobres en minerales, por lo que pueden suponer un problema para la salud”.
Pero no pasa nada, porque después de hacernos esta advertencia sobre el presunto problema que supone beber estas aguas, nos dan a conocer una solución muy sencilla: añadir sal. De este modo, se supone que añadimos esos minerales que le faltaban al agua y así nuestro cuerpo ya puede funcionar correctamente.
Se supone que esto aporta infinidad de beneficios, como recuperarse después de hacer ejercicio y mejorar el funcionamiento de nuestros músculos y nuestras células. Pero la cosa no es como la pintan.

¿Sal en el agua? No, gracias
En primer lugar, hay que señalar que las aguas duras, que tan mala fama suelen tener, contienen cantidades significativas de calcio y magnesio, y eso supone un interesante aporte para nuestro organismo. Pero eso no significa que sea perjudicial beber agua de mineralización débil ni agua del grifo de zonas donde es pobre en minerales. Y no lo es porque esos minerales de los que carecen estas aguas, que en su mayoría son calcio y magnesio, podemos obtenerlos fácilmente a través de los alimentos si seguimos una dieta normal y corriente.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que la sal de mesa, ya sea refinada, sin refinar, negra, del Himalaya o como quiera que sea, está compuesta casi por completo por cloruro sódico, es decir, cloro y sodio. Estos minerales también los encontramos habitualmente en una dieta normal, así que no hay necesidad alguna de consumir un aporte extra.
De hecho, consumimos demasiada cantidad de sodio y eso puede poner en peligro nuestra salud porque aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Por eso se recomienda que la cantidad de sal de nuestra dieta no supere los 5 gramos diarios, lo que significa que deberíamos reducir su consumo porque en España consumimos el doble de lo recomendado, es decir 10 g diarios de sal. Es recomendable además que esa sal que utilizamos para cocinar sea yodada, porque en algunas zonas geográficas es difícil obtener ese mineral a través de los alimentos.
Consumimos demasiada cantidad de sodio y eso puede poner en peligro nuestra salud porque aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares
El consumo de agua con un aporte extra de sal solo se recomienda en un caso muy concreto: cuando se necesiten tomar bebidas de reposición, es decir, cuando se realiza ejercicio muy intenso o de forma prolongada (más de una hora). En ese caso, la bebida debe cumplir además otros importantes requisitos, como aportar una cantidad determinada de azúcares y de energía.