Fue Joseph Hubertus Pilates quien, en 1920, ideó un deporte que estaba a medio camino entre el yoga, el ballet y la gimnasia para el fortalecimiento muscular: el pilates.
Esta actividad permitía trabajar los músculos al tiempo que los relajaba, gracias al trabajo y la respiración. El objetivo principal: fortalecer el cuerpo y la mente aumentando y uniendo el dinamismo y la fuerza muscular con el control mental, la relajación y la respiración.
El pilates, heredado de la traumatología
Inspirado en los tratamientos médicos de la traumatología y la rehabilitación, Joseph Hubertus diseñó el pilates para solucionar los problemas físicos que le afectaban desde la infancia.
Esta disciplina está orientada a ganar tonicidad y esculpir el cuerpo sesión tras sesión y puede practicarla cualquiera, incluso las mujeres embarazadas. También ayuda a mejorar la postura y el equilibrio.

Beneficios del pilates
Algunas de las ventajas de realizar esta actividad son:
- Flexibilidad muscular.
- Mejora de la postura corporal.
- Mejora de la respiración.
- Ayuda a combatir el estrés.
- Esculpe el cuerpo.
- Reduce el riesgo de lesiones.
Rutina de tres ejercicios para mejorar el tren inferior
1. Patada lateral

Este ejercicio fortalece los músculos de las piernas, así como también en los abductores. Se parte de posición acostada de lado sobre la esterilla. Puedes apoyar ambas manos sobre el suelo para conseguir una mayor estabilidad. A partir de ahí, eleva la pierna que queda por encima. Tras las repeticiones, colócate del otro lado y repite el ejercicio.
2. Círculos

Colócate acostada boca arriba sobre la esterilla con los brazos a cada lazo y las piernas extendidas. Eleva una de ellas y haz círculos lentos, acompañados de la respiración. A continuación, baja la pierna y eleva la otra para repetir el ejercicio.
3. Plancha con elevación de pierna

Acostada boca abajo, apoya la punta de los pies y los antebrazos, manteniendo la espalda alineada con los glúteos y el cuello. Una vez en posición de plancha, eleva la pierna derecha lentamente, vuelve a la posición inicial y realiza el ejercicio con la otra pierna.
Cada sesión, en tres partes
Esta rutina se puede trabajar en tres partes: una activación, una parte central y una de vuelta a la calma. En la primera, se incrementa la temperatura corporal y las diferentes articulaciones para los ejercicios siguientes. Se puede realizar con movilidad articular aproximadamente 5 minutos.
La parte central de la sesión que es la más dinámica, se desarrolla poniendo en práctica la respiración consciente, mientras se realizan los ejercicios que involucran fuerza, resistencia anaeróbica y coordinación, sobre todo, dirigidos al abdomen, glúteos y piernas.
Y, para finalizar, se lleva el cuerpo a un estado de relajación a través de la respiración y estiramientos leves de la musculatura, muy similares a los que se hacen tras finalizar una sesión de yoga. Hay una multitud de ejercicios, de suelo y de pie, con o sin aparatos, en los que se utilizan principalmente los músculos abdominales, de la espalda y los glúteos.