Hay alimentos vegetales que tienen una denominación desde el prisma científico y otra desde el universo del lenguaje y de la alimentación común. Pasa con el tomate, por citar un ejemplo. Y un caso mucho menos conocido por la opinión pública es el de los higos. Para todos son una fruta, pero lo cierto es que, técnicamente, hablamos de algo así como una flor invertida.
En el mundo existen unas 750 especies de higueras, pero son los frutos que da la higuera común los que consumimos. Este árbol es el que nos da las brevas y los higos, con los que damos la bienvenida y despedimos respectivamente al verano.
Ambos frutos tienen una particularidad: su imagen interior, cómo son a la hora de abrirlos. Así lo explica Inecol, el Instituto de Ecología del Gobierno de México: “Sorprendentemente, las higueras producen sus flores dentro de los higos”, asegura su equipo. Por este motivo, los higos son “una estructura que técnicamente se denomina sicono, y dentro de ella se encuentran cientos de pequeñas flores”, añaden.
Los siconos son un tipo de inflorescencia o frutos múltiples típicos del género Ficus, familia a la cual pertenece la higuera. Cada higo, por lo tanto, tienen muchas pequeñas flores en su interior colorido y apetitoso. Y estas flores, que evidentemente no son visibles como sí lo son todas las que brotan en el exterior del ábol o planta del que nacen, producen un solo fruto cada una. Se conoce como aquenio y contienen, a su vez, una semilla. Esta estructura es la que lleva a considera flor invertida y no fruta a los higos, que también se pueden definir como el resultado de la agrupación de los citados aquenios.

La polinización de las flores de la higuera
Si la estructura de los higos y brevas es tan peculiar que las convierte en un producto único, que no es técnicamente una fruta aunque hablemos de ella como tal, no lo es menos la polinización que ocurre en el árbol del que brotan, la higuera.
Hay frutas que son ayudadas por el viento o las abejas para su polinización, pero en el caso de las higueras, la protagonista es la avispa del higo. Estas avispas no son de una única especie, aunque según Inecol, la “gran mayoría pertenecen a la familia Agaonidae y se caracterizan por su milimétrico tamaño”.
Puede que estes alucinando según lees estas líneas, de manera que nos detenemos un segundo antes de continuar con la explicación. Sí, en cada higo que te comes ha habido una avispa, y no ha salido de ella, sino que se ha desintegrado dentro del fruto comestible. Es decir, te comes una avispa cada vez que te comes un higo, podrías decir si quieres ser exagerado. Pero ya no hay avispa ni te das cuenta de que ha estado ahí. Tampoco hay peligro alguno para la salud.
Dicho esto, podemos continuar explicando por qué las avispas y los higos tienen esta relación de simbiosis. “El principal objetivo de las avispas no es polinizar las flores dentro del higo, sino el asegurar que sus hijos tengan un lugar en donde puedan crecer y reproducirse; el lugar perfecto es dentro de las flores que están encerradas dentro del sicono”, señalan desde Inecol.
Dentro del higo, como decíamos antes, hay muchas flores, y unas son masculinas y otras femeninas. Primero maduran las femeninas, que cuando el higo está verde (inmaduro), reciben el polen de las avispas. La hembra, cargada de polen, es atraída por el higo inmaduro, al que ingresan por un pequeño agujero. “Las avispas, aun siendo muy pequeñas, suelen tener algunos contratiempos durante el acceso a ese agujero; al hacerlo generalmente pierden sus alas y antenas”, apuntan desde Inecol.

Cuando consiguen penetrar en el higo, depositan decenas de huevos en las flores femeninas. Estas, señalan desde Inecol, “forman una estructura llamada agalla, la cual les proporcionará refugio, alimento y protección a los huevos recién puestos”. La avispa hembra fallece al completar la puesta. Lo hace dentro del higo, cuyas flores femeninas pueden aceptar dichos huevos o bien son polinizadas. Exhaustas y agonizantes, al terminar aquella labor, las avispas hembra mueren dentro del higo.
“A medida que el higo madura, los huevos de las avispas, machos y hembras, se van desarrollando dentro de las agallas de algunas flores femeninas, mientras que en las otras flores que llegaron a ser polinizadas, se forman los frutos y semillas”, explican desde Inecol. Delas nuevas avispas que nacen, los machos copulan con las hembras y cavan los túneles por las que estas saldrán al exterior. Las machos, nunca salen del higo. Una vez excavan los túneles, fallecen. “De hecho, es por esta razón que nacen sin alas; no las necesitan porque nunca abandonan el higo”, indican desde Inecol.
Las embarazadas salen en el momento exacto en el que las flores masculinas maduran, recogiendo el polen que estas dejan. “Así, al salir del higo, las avispas hembra fertilizadas y cargadas de polen buscarán nuevos higos inmaduros para repetir el ciclo”, concluyen desde Inecol.
Y tú, o bien otros animales del entorno que llegan antes que quienes recolectan los higos maduros, disfrutas de uno de los grandes manjares que nos aporta la naturaleza.