Es una de nuestras recetas favoritas. Típica y originaria de Italia, como la pasta, pero extendida ya en todo el mundo, la lasaña -en todas sus versiones- siempre gusta a grandes y a pequeños. De hecho, es el plato favorito de muchos niños. Entre las que más gustan está la típica lasaña con carne picada, salsa de tomate y bechamel, pero también tiene admiradores la lasaña de verduras que admite vegetales como las espinacas, la berenjena o las alcachofas. Además de rica es más ligera y saludable.
Eso sí, preparar una lasaña perfecta requiere de práctica y de maña, ya que montarla para que quede con una buena forma y presencia -y conseguir que las distintas capas de pasta queden bien mezcladas- tiene truco. Te contamos los pasos para montarla adecuadamente, de forma que tu próxima lasaña (en este caso de carne y tomate) parezca hecha por un auténtico chef. ¡Toma nota!
1. Para construir las capas de tu lasaña, ten todos los ingredientes y salsas listos y a mano. Te recomendamos que utilices láminas de lasaña frescas, que puedes comprar en la sección de pasta fresca del supermercado. Así no tendrás necesidad de cocinar previamente las láminas de pasta y tardarás mucho menos. Esta opción es más cómoda y fácil.
2. Comienza extendiendo una capa de tu salsa a base de tomate y carne picada en el fondo de un plato o de una fuente rectangular. A continuación, agrega una sola capa de láminas de pasta. Luego, añade una capa de bechamel seguida de otra capa única de láminas de pasta. Continúa alternando la salsa de tomate o el ragú que hayas preparado, las hojas de lasaña y la bechamel, hasta que llegues a la parte superior de la fuente o se te termine la salsa de tomate y carne.
3. Termina la lasaña con una capa de salsa a base de tomate o con bechamel, y luego ralla sobre toda la superficie una buena cantidad de queso parmesano. Una cobertura adicional común es la mozarella, que forma una deliciosa y crujiente capa de queso derretido en la parte superior y que tiene un sabor muy intenso y rico.
Una lasaña siempre se hornea, así que mientras la montas ve precalentando el horno a unos 200°C. A la hora de cocinarla, es mejor cubrirla con un poco de papel de aluminio durante los primeros treinta minutos y luego quitar el envoltorio y hornearla durante 10 o 20 minutos más, hasta que la parte superior esté dorada y crujiente y todo el plato esté bien caliente. Cuando la comas, córtala con cuidado para que la lasaña no se desmorone. ¡Y listo! Ya tienes tu plato perfecto.