De un tiempo a esta parte, el coco se ha convertido en uno de los alimentos de moda. A partir de esta fruta tropical se elaboran productos con unas propiedades nutricionales muy interesantes, siendo la leche de coco una de las más consumidas. Lo primero que hay que saber sobre esta bebida vegetal es que, aunque se le denomine leche, realmente no es tal. Se elabora mezclando agua con el agua con carne o endospermo de coco maduro triturado, es decir, con la parte que corresponde a la pulpa interior del coco.

La leche de coco no debe confundirse con el agua de coco. Esta última es el líquido que se encuentra dentro del coco, mientras que la leche de coco se elabora a partir de la pulpa triturada. La denominamos leche debido a su color y aspecto similar, pero no tiene las propiedades nutricionales de la leche de origen animal.
Existen dos maneras de consumir la leche de coco. Por un lado, encontramos la bebida de coco lista para tomar, que podría consumirse como cualquier otra leche de origen vegetal (leche de almendras, leche de soja o leche de avena). También podemos optar por la leche de coco en lata, normalmente con mayor cantidad de grasa. Esta última suele utilizarse en la cocina India o tailandesa, donde forma parte de platos típicos como el curry. Se elabora mezclando la pulpa de coco triturada con agua, y normalmente al abrir el bote vemos ambos componentes separados. Ten en cuenta que cuanto más grasa sea la leche de coco, más materia sólida tendrá.
Cómo consumir la leche de coco
La leche de coco ofrece un sinfín de posibilidades en la cocina, y es uno de los alimentos más duraderos que podemos tener en la despensa. Aunque la leche de coco se anuncia como una bebida saludable, los expertos consideran que no debe utilizarse como si de un sustituto de la leche de origen animal se tratara. Si bien no existen todavía no existen suficientes estudios al respecto, se cree que el elevado contenido de grasas saturadas de la leche de coco es un factor de riesgo para la salud cardiovascular.
Uno de sus usos más comunes es como sustituto de la nata de origen animal. Tiene un sabor suave ligeramente dulce, por lo que una buena manera de consumirla es añadiéndola a los batidos y 'smoothies' para el verano. Además, se puede emplear en postres como el arroz con leche, flan, natillas, gelatinas y tarta de queso. Si quieres preparar un helado casero en versión saludable, la leche de coco es ideal para preparar polos muy cremosos.
Combina especialmente bien con las recetas dulces, tal y como has podido ver, pero también podemos sacarle mucho partido para preparar platos salados. Por ejemplo, podríamos añadirla a la bechamel para darle un sabor diferente. Debido a que es un gran espesante, si la usamos con moderación va de lujo en arroces tipo risotto, cremas de verduras o currys de influencia tailandesa o india.