Recetas con whisky: ideas de platos dulces y salados

Desde toques a vainilla suave hasta frutos secos y sabores ahumados. Quizá el whisky no es para todos los gustos, pero es que no solo puedes beberlo, sino que también puedes darle un uso culinario. Te enseñamos recetas dulces y saladas para hacer con esta bebida.
Recetas Con Whisky Ideas De Platos Dulce
Desde toques a vainilla suave hasta frutos secos y sabores ahumados. Quizá el whisky no es para todos los gustos, pero es que no solo puedes beberlo, sino que también puedes darle un uso culinario. Te enseñamos recetas dulces y saladas para hacer con esta bebida.

O lo amas o lo odias, pero lo que es cierto es que el whisky es una de las bebidas alcohólicas de alta graduación por excelencia. Existen algunas dudas sobre si realmente nació en Escocia o fue en Irlanda (para luego extenderse a otras zonas ). En un inicio era elaborado por monjes con fines medicinales en la zona de las Tierras Altas o Highlands, donde abunda el agua clara y poco mineralizada. Lo 'gracioso' es que el whisky era conocido como 'Uisge Beatha', que significa 'agua de la vida'. De hecho comenzó a utilizarse con fines medicinales.

Actualmente, esta bebida obtenida a partir de la destilación de malta fermentada se destina especialmente a ratos de ocio y disfrute, bien sea solo o combinado con otros ingredientes en forma de cóctel. Pero hay vida más allá de sus versiones 'bebibles': ¡puedes cocinar con él tanto platos dulces como salados! Te enseñamos tres de ellos, y te advertimos que te enamorarás locamente de ellos.

Cullen Skink o sopa escocesa

Si eres amante de los platos de cuchara, atención a este. La cullen skink es una sopa cuyos ingredientes base son las patatas y el pescado ahumado, lo que la hace una sopa original donde las haya. Puedes potenciar ese toquecito ahumado añadiendo un pequeño chorrito de whisky, preferiblemente uno con notas ligeramente amaderadas.

La receta original incorpora abadejo, pero puedes sustituirlo con bacalao ahumado. Hazte con patatas, cebolla, leche entera, nata, mantequilla, aceite de oliva, pimienta negra, nuez moscada, perejil y sal. Y por supuesto (y tratándose de una sopa), agua. Tendrás que saltear la cebolla junto a un chorrito de aceite y mantequilla en una cazuela. Después, agrega las patatas bien troceadas junto al agua (unos 300 ml aproximadamente).

Deja que hierva durante 10 minutos y después vierte la nata y la leche. Baja el fuego, incorpora pimienta y nuez moscada al gusto y deja que se haga durante otros 10 minutos. Para finalizar, trocea el pescado y añádelo a la sopa. Deja que la mezcla se haga y remueve de vez en cuando.

Te estarás preguntando: ¿y el whisky? Fácil: vierte un chorrito cuando sirvas la sopa, y adorna con perejil fresco. ¡A disfrutar!

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Queríamos dar una vuelta a la típica tarta de whisky, y esta es una manera de hacerlo (y además, conquistar a quienes prefieren sabores algo más suaves). Esta receta incorpora este destilado en forma de Baileys, que no olvidemos está preparado con whisky, crema y extracto de cacao. ¿Lo mejor? Que al tratarse de una tarta húmeda, aguantará intacta durante varios días en la nevera y se conservará perfectamente esponjosa.

Es una tarta a capas, así que tendrás que preparar el bizcocho como normalmente lo harías. La única variación es que si quieres obtener un punto extraesponjoso, deberás batir los huevos más de lo habitual. Una vez lo tengas, corta con la ayuda de un molde redondo y coloca un poco de Baileys en un plato o bandeja. Deja que los 'discos' de bizcocho reposen y absorban la bebida. A la hora de montarlos, ¡podrás rellenar de lo que quieras! Tip muy top: calienta el Baileys para mejorar la absorción. Podrás decorar con frambuesas, chocolate negro...

Las preparaciones de carne que incluyen whisky son algo más habituales, pero seguro que esto no te lo esperabas. Hay vida más allá de la tradicional salsa de tomate y la salsa verde (aunque ambas nos encantan) y si tienes una botella de whisky a mano podrás darles a tus albóndigas un twist original y delicioso.

Y si hay algo que nos encanta de esta receta, es lo fácil que resulta. Para elaborar esta irresistible salsa necesitarás: zanahorias, ajo, aceite de oliva, agua, leche, harina, pimienta, sal... Y el whisky. De manera opcional también puedes utilizar un cubito de caldo para agregar más sabor.

Una vez hechas las albóndigas, pásalas por harina y deja que se doren en la sartén con abundante aceite. En otra sartén, dora las zanahorias y el ajo, previamente laminados. Una vez estén dorados, aumenta la intensidad del fuego y agrega el whisky (el alcohol se evaporará). Después añade el agua, bien sola o con el cubito diluido. Vierte también la leche y después pasa la mezcla a la batidora. Bate la salsa hasta conseguir la consistencia deseada y agrega a la sartén en la que tenías las albóndigas. Deja que se terminen de hacer... ¡Y prepárate a querer untar la salsa!

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