¿Sabías que quitando la piel de una cebolla puedes hacer algo más que llorar? Sí, sí. De verdad. Te lo prometemos. Y la idea no es nuestra, sino de la nutricionista Elisa Escorihuela. Nosotros tomamos nota, lo hemos probado en casa y funciona. La piel de la cebolla tiene una utilidad real en la cocina. Después de saber cuál, lo mismo hasta te deja de oler desagradable.
Te estarás preguntando desde la segunda línea de esta pieza cuál esa utilidad misteriosa que tienen esas capas superiores de la piel de la cebolla, marrones y secas por ser aquellas que están expuestas al sol directo. Pues ni más ni menos que hacer lo único que es posible con ellas si las quieres reaprovechar en la cocina en vez de tirarlas al contenedor de orgánico: polvo de cebolla.
Recordarás que no hace mucho te enseñamos a hacer de polvo de tomate, y algo muy similar es lo que te proponemos en estas líneas pero con la cebolla. En realidad, como decíamos al comienzo de la pieza, lo propone @eliescorihuela, pero la idea es tan buena que la hemos copiado y ahora la compartimos contigo.
¿Cómo se hace?
Solo necesitas almacenar las pieles de varias cebollas para que te merezca la pena hacer el polvo, ya que con lo que obtienes de una o dos unidades apenas tendrás una cantidad decente de polvo de cebolla y el proceso requiere cierto trabajo. Así que, para que merezca la pena, guarda la piel de varias cebollas o aprovechar alguna ocasión en la que hagas batch cooking y uses más cebollas de lo habitual para preparar el polvo con sus pieles.
Una vez tienes suficientes pieles de cebolla, machacas ligeramente con las manos dentro de un bol e hidrátalas con un poco de agua. Después tienes que repartir la piel en una bandeja apta para el horno. Dispón papel de horno encima de la bandeja y sobre ella las pieles bien repartidas.
Puedes hornearla durante el tiempo que quieras siempre y cuando no se quemen las pieles. No hace falta mucho calor; de hecho, @eliescorihuela recomienda hacer este paso aprovechando el calor residual del horno después de cocinar algo dentro de este electrodoméstico. Así podrás aprovechar al máximo el calor generado y, por ende, ser muy sostenible en su uso.
Una vez estén horneadas las pieles de cebolla solo queda pasarlas al vaso de la batidora, trituradora o robot de cocina y hacer el polvo de cebolla, que puedes conservar durante mucho tiempo en un bote hermético o similar. Como bien dice la responsable de la idea, el polvo es perfecto para aromatizar platos, así que no dudes en probarlo. No pierdes absolutamente nada más que el tiempo que inviertas en aprovechar una parte de la cebolla que siempre se desecha.

Como has visto, ya no tiene por qué ser así. Al igual que no tiras la piel del tomate, o que puedes aprovechar la de la piña para preparar un tepache, también puedes utilizar en la cocina todas las capas de la cebolla que descartes.