El pato es considerado como un ingrediente básico de la gastronomía china. Aunque es cierto que, en algunas regiones del país, suele ser una opción muchísimo más valorada.
Un buen ejemplo lo encontramos en Pekín, lugar de donde provienen muchas elaboraciones donde el pato es el ingrediente estrella. De hecho, pocas personas saben que un auténtico pato pekinés puede tardar hasta tres días en ser preparado, lo que se debe a un proceso intensamente complejo, con bastantes requisitos.
Por un lado, el pato escogido debe ser de la variedad blanca de Pekín. Además, es muy importante que tenga una calidad superior, lo que significa que debe consistir en un “pato cebado a la fuerza”, con un peso aproximado de entre 2,5 a 3 kilogramos.
Por otro lado, se aconseja seguir el proceso durante al menos esos tres días. Así, mientras que el primer día el animal se despluma, eviscera, se enjuaga muy bien con agua y se cuelga con la finalidad de que se seque durante toda la noche, el segundo es común inyectar aire comprimido entre la piel y la carne, lo que ayudaría a que la piel quede tan reluciente como brillante.
Seguidamente, se vuelve a colgar para que continúe secándose. Y, posteriormente, el tercer día el pato es asado en un horno de leña durante al menos 40 minutos. En este momento, se aconseja utilizar una combinación de ramas de árboles frutales como combustible de madera, lo que evita que se produzca tanto humo y ayuda a que la carne adquiera un sabor afrutado, de característico color rojo.
Una vez tostado hasta que la piel queda deliciosamente crujiente, se aconseja encarecidamente servirlo al momento.
Hasta aquí, hemos conocido todos y cada uno de los pasos que deberíamos seguir para elaborar un pato pekinés al estudio tradicional. Pero, ¿cómo podríamos aprender a hacer un pato asado chino en casa, sin movernos del país?
Receta de pato asado chino tradicional

Ingredientes:
- 2 patos
- 150 g de azúcar
- Un trozo grande de jengibre cortado en rodajas
- 5 semillas de anís estrellado
- Un manojo pequeño de cebolletas tiernas
- 3 cucharadas de jarabe de malta
- 4 cucharadas de vinagre de vino tinto
Elaboración:
El día anterior, remojamos 4 brochetas de madera en agua durante 30 minutos. Mientras tanto, debemos lavar muy bien los patos tanto por dentro como por fuera con agua fría, escurrirlos y secarlos con papel de cocina.
En un tazón, mezclamos el azúcar con el anís estrellado y el jengibre cortado en rodajas. Picamos las cebolletas tiernas en trozos grandes, que deberemos añadir al tazón con un poco de sal. Utilizamos esta combinación para rellenar ambos patos. Finalmente, cerramos los huevos con las brochetas de madera y reservamos.
En un cuenco pequeño combinamos 2 cucharadas de vinagre de vino tinto con el jarabe de malta (lo encontrarás fácilmente en un supermercado chino). Hervimos un poco de agua y, cuando empiece a hervir, la añadimos a una jarra junto con el resto del vinagre. Lo vertemos seguidamente sobre los patos, lo que ayudará a abrir los poros de la piel.
Esta combinación es única, ya que el vinagre actuará eliminando parte de la cera de la piel, y el jarabe de malta proporcionará un sabor dulce y un bonito color marrón laqueado. Solo debemos untar la mezcla y colocarlos en un recipiente de plástico grande, conservando en la nevera durante toda la noche.
Al día siguiente, antes de continuar con la preparación, precalentamos el horno a 220 ºC. Ponemos un poco de agua en el fondo de una asadera grande, colocamos los dos patos sobre una rejilla ubicada justo encima, y los cubrimos con papel de aluminio.
Los introducimos en el horno y cocinamos durante 45 minutos. Pasado este tiempo, retiramos con cuidado de no quemarnos el papel de aluminio, y los continuamos asando durante otros 45 minutos más. Finalmente, retiramos del horno y lo dejamos reposar durante 15 a 20 minutos antes de proceder a cortarlo.