Durante años, la mantequilla ha sido considerada uno de los grandes enemigos de la dieta saludable debido a su alto contenido en grasas saturadas. Sin embargo, la evidencia científica más actual ha matizado esta visión. Hoy sabemos que no todas las grasas afectan igual a la salud y que el contexto dietético general es fundamental.
La mantequilla es un producto lácteo obtenido a partir de la nata de la leche y contiene alrededor de un 80% de grasa, de la cual una parte importante es saturada. Tradicionalmente, se ha relacionado el consumo de grasas saturadas con un mayor riesgo cardiovascular. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que el consumo moderado de mantequilla, dentro de una dieta equilibrada y variada, no se asocia directamente con un aumento del riesgo de enfermedades del corazón.
Lo que sí muestran las investigaciones es que es mucho más importante priorizar la calidad de las grasas que reducir su cantidad de forma drástica. Las grasas insaturadas, presentes en el aceite de oliva virgen extra, los frutos secos, el pescado azul y el aguacate, son especialmente recomendables por su efecto protector frente a enfermedades cardiovasculares y metabólicas. Además, sustituir las grasas saludables por carbohidratos refinados, como azúcares y harinas blancas, puede ser incluso más perjudicial para la salud.
Por tanto, la mantequilla puede formar parte de la alimentación, siempre que su consumo sea ocasional y en pequeñas cantidades, y se acompañe de una dieta rica en vegetales, frutas, cereales integrales y proteínas de calidad. Es preferible reservar la mantequilla para momentos puntuales, como untar una tostada o dar sabor a una receta, y optar habitualmente por grasas insaturadas para aliñar y cocinar.
En definitiva, la clave está en el equilibrio y la variedad. La mantequilla, como otros alimentos ricos en grasas saturadas, no es necesariamente “mala” si se consume con moderación y dentro de un patrón de alimentación saludable. Lo más importante es mantener una dieta basada en alimentos frescos, poco procesados y con un aporte adecuado de grasas saludables.