¿Por qué me mareo?

Vueltas y vueltas... Las causas de que todo gire a tu alrededor pueden ser muchas. Conoce las más comunes y qué puedes hacer.
¿Por qué me mareo?

Vueltas y vueltas... Las causas de que todo gire a tu alrededor pueden ser muchas. Conoce las más comunes y qué puedes hacer.

Tensión arterial alterada

Los índices normales de la presión arterial son 120/80 mmHg. Cuando se superan estos valores pueden producirse mareos, entre otros síntomas. ¿Por qué? “Una de las principales causas es abusar de la sal”, explica el doctor Leandro Plaza, presidente de la Fundación Española del Corazón (FEC). Sin embargo, como apunta la doctora Marta Rodríguez, médico internista en la Clínica Cima-Sanitas de Barcelona y miembro de topdoctors, “el mareo se debe a la mala irrigación de la sangre a nivel cerebral, generalmente por descenso de la tensión arterial”.

Qué puedes hacer: No superes los 5 g de sal al día; toma más verduras, frutas, cereales integrales y pescado; bebe 8 vasos de agua al día (mantiene la tensión correcta); olvida el tabaco y el alcohol (obstruyen los vasos sanguíneos); haz ejercicio (facilita la circulación); ten cuidado si tomas ciertos fármacos (la píldora, los antiinflamatorios y los aerosoles nasales, por ejemplo, la suben, y los psicótropos, los antiarrítmicos, los diuréticos y los vasodilatadores la bajan).

Tomar menos de 1.000 calorías al día puede causar mareos, fatiga, confusión y sensación de frío. Además, no es lo más inteligente si se desea adelgazar, ya que la mayor parte del peso perdido inicialmente son líquidos y después grasa y músculo. ¿Problemas que se derivan? “Desde la caída del cabello hasta cálculos biliares y una regla irregular”, indica la doctora María Teresa Barahona, especialista en nutrición y medicina antiaging, de Madrid.

Qué puedes hacer:  si quieres perder peso, acude a un nutricionista; busca ayuda.

“Después de los 50 años, marearse puede indicar una alteración cardiaca subyacente. Así como comienzan a aparecer las arrugas, pueden iniciarse ciertos defectos en el sistema eléctrico del corazón. Una de sus consecuencias es que lata más lentamente y no llegue la sangre suficiente al cerebro y se produzcan mareos o lipotimias”, informan en la Fundación Nacional del Corazón de Australia.

Qué puedes hacer:  además de cuidar tu dieta, vigila el sobrepeso y también la depresión y el aislamiento, porque  aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

La falta de hierro o anemia significa que no tienes suficientes glóbulos rojos para transportar oxígeno a las zonas orgánicas en las que se necesita y esto puede causar mareos. “El hierro forma parte de los glóbulos rojos. Sin él, la sangre no puede transportar oxígeno (nutrientes) a las células y, como consecuencia, sobrevienen debilidad, fatiga, mareos”, explica José Antonio López, nutricionista del Hospital Quirón Teknon, de Barcelona. ¿A qué puede deberse? Sobre todo, a la pérdida de sangre en la menstruación y a una dieta deficiente en hierro.

Qué puedes hacer:  tomar carne de ternera, cordero, pollo, pescado, lentejas, cereales integrales... (cuidado: no abuses de la carne roja, rica en hierro pero también en grasa saturada). También, frutas y verduras ricas en vitamina C, que aumenta la absorción del hierro (espinacas, acelgas, naranjas, kiwis...).

Qué puedes hacer: evita los desencadenantes (salir o abrir las ventanas de casa en horas de concentración de polen, frecuentar zonas con polvo) y, si tu alergia está perturbando tu vida cotidiana, consulta a tu médico de cabecera.

Una causa común de vértigo y mareo son las infecciones de oído u otittis. “El vértigo puede ser de origen central, provocado por lesiones cerebrales o del oído interno, aunque el más habitual es el periférico, llamado vértigo posicional. ¿Cuáles son sus síntomas? Suele manifestarse como una sensación rotatoria de los objetos y empeora si cambiamos de posición y con los movimientos de la cabeza”, detalla la doctora Rodríguez.

Qué puedes hacer: lo mejor es ir al médico para solicitar un diagnóstico detallado, porque las infecciones de oído han de tratarse con fármacos (gotas analgésicas o antiinflamatorias, por ejemplo).

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