¿Cuándo tengo que tomar fruta?
¿Cuál es el mejor momento para comer fruta? Averigua si hay razones para tomarla a determinadas horas.

Incluir un zumo con su pulpa o una pieza en el desayuno es una excelente manera de empezar el día, puesto que aportas nutrientes energéticos (grasa, proteínas e hidratos) y fibra que ayuda en el tránsito intestinal. “Aun así, explica Marta Vallejo, nutricionista de Clínica Opción Médica, se puede ingerir en cualquier momento, siempre que se tome en cantidad adecuada y suficiente”.

Es el momento de la jornada en el que hay mayor inactividad y, además, el metabolismo se ralentiza. Si los depósitos de glucógeno están completos o nuestro día no ha requerido una suma exigente de energía, los azúcares que aporta la fruta se convertirán en grasa. ¿La opción? “Tomar alguna rica en fibra (ciruela, naranja o frutos rojos) dentro de una cena liviana. La idea es que la fruta no desplace otros alimentos necesarios”.

De cara a las calorías, como otros alimentos, el orden no influye en el recuento calórico (es el mismo). Tomada antes, llena, y como postre y dentro de un patrón equilibrado, aporta ventajas. “Aumenta la biodisponibilidad del hierro, sus ácidos limpian la boca y evita que tomemos dulces que poseen mayor valor calórico y contenido graso”.

Tomar fruta entre horas tiene beneficios extras. “Evita la ingesta de alimentos contundentes y menos saludables (bollería, galletas y bebidas azucaradas), y proporciona sensación de saciedad por su alto contenido en fibra y agua, lo que impide llegar a la mesa con un hambre desmesurada. ¿Como completar este ‘snack’ saludable? “Combina frutas con semillas (kiwi o fresa), que dan sensación de plenitud, con un lácteo o frutos secos al natural”.

Son 400 gramos de fruta. “Puedes cubrir el aporte tomando tres piezas de tamaño medio o que pesen 150 gramos, repartidas a lo largo de la jornada”.

Evita tomar cítricos (pomelo o naranja) en ayunas: aunque ayudan al vaciado biliar y alivian el estreñimiento, pueden provocar molestias digestivas.

Lo ideal es tomarlas frescas y con piel. “De esta manera aportamos más fibra y ésta ayuda a que los azúcares de la fruta no se absorban tan rápido y evitamos así una hiperglucemia.

No, cualquier fruta es buena, aunque no todas se absorben igual porque tienen un índice glucémico diferente. Es decir, dependiendo de la cantidad de carbohidratos o azúcares que aporten, elevarán más o menos la glucosa en la sangre. “Reserva las más energéticas (plátano, manzana sin cáscara y uva) para situaciones de sobreesfuerzo”.