El trastorno por atracón es el menos diagnosticado de los Trastornos de la Conducta Alimentaria y también el menos validado, ya que hay una creencia de que tener atracones es una acción voluntaria que se soluciona con fuerza de voluntad.
Descubre qué es el trastorno por atracón y cómo es vivir con él.
¿Es tu caso?
¿Te levantas a media noche a saquear la nevera? ¿Solucionas cualquier disgusto con una chuchería? Quizás pienses que eres una glotona, pero lo cierto es que esta conducta si se produce de forma repetitiva puede llevarte a un exceso de peso. Y es que cuando oímos hablar de trastornos alimenticios, enseguida se nos vienen a la cabeza dos nombres: anorexia y bulimia, pero hay otros problemas menos conocidos y no por ello menos importantes como el trastorno por atracón. ¿Por qué se caracteriza este comportamiento que ha crecido de manera exponencial en nuestro país? “Cursa con la presencia de episodios recurrentes de ingesta de comida, acompañados de sensación de pérdida de control”, explica el doctor Francisco Javier Quintero, jefe de psiquiatría del Hospital Universitario Infanta Leonor (Madrid). ¿Quieres saber si lo sufres? El equipo de psiquiatría del citado hospital ha desarrollado una herramienta anónima capaz de detectar si una persona sufre problemas emocionales que afectan a su alimentación. Te explicamos en qué consiste y cómo interpretarla.

La herramienta D.I.E.T.A.
¿Qué es? Un test modelo anónimo y la idea es que sea un instrumento útil para explorar la alimentación, y ayude a mejorar la conducta alimentaria”. El nombre de esta herramienta, D.I.E.T.A., no es causal. Cada letra tiene un significado, explora una parte del equilibrio emocional de una persona a la hora de alimentarse, y al final de la encuesta verás reflejado en un gráfico cómo están estas cinco dimensiones. ¿Qué interpreta? La D hace referencia a la disfunción ejecutiva. “Está íntimamente relacionada con la toma de decisiones, con la regulación y la organización. En esta parte no saldrán muy bien valorados los pacientes que planifican mal sus comidas, que pican entre horas. La siguente letra, la I, es la impulsividad. “El control de impulsos es vital en el comportamiento y mucho más a la hora de comer. No es una cuestión puntual, ¿quién no se ha dado un homenaje en alguna fiesta? “El problema aparece cuando esa pérdida de control es recurrente y frecuente”. La E significa emocional. “Son aquellas personas que compensan un malestar anímico con la comida”. ¿Un ejemplo? “Aquella escena de la película Bridget Jones, en la que su protagonista, tras un desengaño amoroso, se sienta delante de la tele con un envase de helado XXL”, aclara el experto. Con la T se aborda la parte traumática que está detrás de nuestra forma de comer. “Es decir, hay eventos traumatizantes vividos por ejemplo en la adolescencia o en otro momento de la vida que marcan y dejan secuelas en la forma de comer, la comida es un mecanismo de defensa. Por último, la A se refiere a la adición. Para algunas personas la ingesta de determinados comestibles les produce bienestar, activa el circuito de recompensa. En realidad, se produce una cascada química de neurotransmisores, que generan una sensación placentera que a la larga causa adicción o enganche.

Cuestionario online
¿Cómo se accede a él? Entra en
somoscomocomemos.com y pon tu correo electrónico y escribe una clave, recuérdala porque te servirá para poder volver a entrar. Pasados unos minutos recibes en ese mail un correo de bienvenida con un enlace de confirmación, haz click sobre él y estarás dentro de D.I.E.T.A. ¿Después? El primer paso es rellenar un cuestionario donde hay que reseñar ciertas caracteríristicas morfológicas (altura, peso, sexo) y otras relacionadas con hábitos de vida (actividad física, frecuencia de comidas, horas de sueño). Después, en un segundo paso, la herramienta despliega un cuestionario de 35 preguntas (en el recuadro de la derecha puedes ver algunas) y que miden la sensibilidad con respecto a la alimentación. Luego, hay una serie de preguntas sobre tipo de alimentos y frecuencia de consumo (por ejemplo, si se usa aceite de oliva para cocinar o si se toman cereales en el desayuno). Tras finalizar, el resultado es un perfil emocional que incluye un gráfico en el que se ve el grado de las cinco dimensiones ligadas a problemas psicológicos en la alimentación y que se corresponden a las iniciales de D.I.E.T.A y también se dan unas recomendaciones dietéticas “Las indicaciones ayudan a reordenar la dieta, algo que es básico para poder regular el peso, también se puede indicar a la persona que acuda a su médico de cabecera o que pida ayuda específica”.

¿Quién puede usarla?
“Aunque esta investigación estaba enfocada para personas con sobrepeso, se estudian patrones alimentarios en general, con lo que podría tener sentido para individuos con un peso normal que quieran saber más sobre su comportamiento ante la comida”. Ahora mismo el equipo de Quintero ya trabaja en una app para generar ayuda virtual. “Esperamos tenerla operativa este verano”.

Un buen complemento
Lo que hay que tener claro es que esta herramienta no sustituye ni da ningún plan nutricional, es un apoyo. “Muchas dietas fracasan porque no reestructuran la conducta de base, se fijan solo en el balance nutrional y el objetivo no se puede mantener en el tiempo”. De hecho, los pacientes con obesidad deberían ser tratados desde una visión amplia, son muchos los factores que actúan sobre un paciente que sobrepasa su peso saludable. “Hay que identificar factores nutricionales, sociales y psicopatológicos”, afirma el psiquiatra Quintero.

El equilibrio emocional es muy importante
Según explica el Doctor Francisco Javier Quintero, jefe de Psiquiatría del Hospital Universitario Infanta Leonor: "el equilibrio emocional es muy importante”.De hecho este supuesto ha sido recogido, junto con otros hábítos saludables, en la base de la nueva pirámide nutricional y es que mantener una relación saludable con la comida es vital. La obesidad está aumentado en todo el mundo con proporciones alarmantes y son múltiples los factores que están incidiendo en esta pandemia. Por un lado, esta sociedad de la inmediatez en la que vivimos (del acceso fácil a todo y una pobre educación en una alimentación saludable, sobre todo en los más pequeños) tiene su parte de responsabilidad en este crecimiento del sobrepeso. Pero también influyen los aspectos emocionales. Hay psicopatologías subyacentes en un amplio número de pacientes con obesidad y muchos de ellos pueden mostrar cuadros de ansiedad o tienen antecedentes de un trastorno depresivo o alguno relacionado con el control de los impulsos. De hecho la herramienta D.I.E.T.A. detecta estos problemas y plantea un posible ‘ataque’.

Hay otros problemas
Y también afectan a la manera en que comemos. “Por ejemplo el perfil de comedor desorganizado, que pica entre horas y que hace un aporte poco equilibrado. O el emotional eating, cuando se come como gesto infructuoso de resarcimiento ante una emoción negativa”, explica el experto.
