Cómo cocinar un ganso paso a paso

Al igual que el pato, el ganso es otra carne deliciosa, que podemos cocinar en casa, pero que no tiende a ser tan usual o común como otras opciones más consumidas. No te pierdas estos consejos para cocinarla fácilmente.
Cómo cocinar un ganso paso a paso

A medida que se acercan las comidas y cenas navideñas, es cierto que pueden surgir muchísimas dudas acerca de qué opciones podemos preparar para familiares y amigos, sobre todo cuando vamos a cocinar nosotros y ellos serán nuestros invitados.

Y lo cierto es que, antes de que el pavo se volviera una tradición durante estas fechas, en Europa la tradición de comerse un ganso el día de Navidad se remonta a la antigüedad. De hecho, todavía continúa manteniéndose en algunos hogares repartidos a lo largo y ancho de todo el continente.

Si tuviéramos que retroceder en el tiempo, encontraríamos a los residentes tanto de la antigua Atenas como de la antigua Roma comiendo regularmente un ganso. No en vano, se cree que los gansos fueron originalmente domesticados alrededor del año 3.000 a.C., y fueron criados principalmente por dos motivos: su tamaño y su feroz naturaleza territorial.

Respecto a la tradición de comer ganso en esta época del año, lo cierto es que parece que se remontaría a los antiguos griegos. A medida que los gansos nacen en primavera, suelen alcanzar su tamaño más grande justo después del período de cosecha. Y se necesitan entre 8 a 9 meses para que un ganso se desarrolle por completo y crezca lo suficiente.

No obstante, es cierto que el ganso navideño no se limitaría únicamente a los antiguos griegos o romanos. No en vano, hay cierta evidencia de que los nórdicos también ofrecían con regularidad un ganso. Aunque no fue hasta la Edad Media cuando el ganso navideño se hizo muy popular.

Poco después, gracias a Charles Dickens y sus obras, sabemos que el ganso asado formaba parte de la tradicional cena navideña que disfrutaban los victorianos. Pero, ¿cómo podemos cocinarlo fácilmente en casa?

Comprando la mejor opción

Es recomendable buscar gansos con la piel blanquecina, que tengan un color uniforme y sin señales de hematomas. En caso de no encontrar ganso fresco, es posible optar por un ganso congelado, el cual, además, estará disponible durante todo el año.

También es necesario tener en cuenta el tamaño del ganso, ya que difícilmente un ganso de tamaño normal podría alimentar a más de 6 u 8 personas.

Preparando el ganso entero - Foto: Istock

Encontrarás justo en la abertura de la cavidad dos lóbulos de grasa con un tamaño considerable, los cuales deben ser retirados antes de comenzar con la cocción. Estos lóbulos pueden freírse o asarse para derretirlos lentamente a fuego lento.

También se aconseja revisar el ganso, ya que las aves de corral pueden contener una bolsa de plástico con menudencias, que también deben ser retiradas antes de cocinar. Con el cuello y las mollejas podemos elaborar un caldo para la salsa, y con el hígado un poco de paté.

Como ocurre con el pato, el ganso también tiende a tener una capa de grasa justo debajo de la piel. De ahí que sea preferible introducir el ganso en el horno sobre una rejilla encima de la base de fuente para asar, lo que permitirá que la grasa escurra y se quede en la bandeja.

A diferencia del pollo o del pavo, que deben ser asados hasta que la carne adquiera un color blanco, el ganso puede ser servido con un color ligeramente rosado. Eso sí, las piernas deben ser cocinadas durante más tiempo que la pechuga, por lo que es preferible cocinarlo a temperatura baja.

Aún cuando la carne de la pechuga se encuentre bien cocida para cuando las piernas estén ya bien cocidas, puedes estar tranquila, dado que la capa de grasa existente en el exterior asegurará que esté bien protegida, evitando que se seque.

Una de las formas más sencillas de sacar la mayor cantidad de carne es retirar primero las patas, con especial cuidado. Luego, retirar las pechugas enteras del hueso, y cortarlas en rodajas finas.

Seguidamente, se debe quitar la espoleta al preparar el ganso, lo que ayudará a que sea más sencillo de servir, o pedirle al carnicero que lo haya por nosotros.

Las sobras de ganso pueden envolverse en papel de aluminio, o guardarlas en un recipiente hermético, y conservarlas en la nevera hasta por cuatro días. En caso de optar por congelarlas, debes saber que se mantendrán en buen estado durante 3 meses.

Eso sí, a la hora de comer la carne de pechuga que ha sobrado, es mejor comerla fría (por ejemplo, en un sándwich), ya que si se recalienta puede secarse.

Recomendamos en