El aceite de girasol es un aceite de origen vegetal que se elabora a partir de la presión de semillas de girasol, extrayéndose el aceite. Generalmente, se utiliza para saltear, asar y freír, debido a una de sus características más destacadas: su alto punto de humo.
¿Qué significa? Básicamente que es posible utilizarlo para freír o asar los alimentos a temperaturas más elevadas antes de que el aceite comience a humear. Además, tiene otra ventaja muy particular: cuenta con un sabor neutro, por lo que podemos usarlo con cualquier alimento, y para cualquier tipo de elaboración (incluyendo bizcochos en el horno), porque no hay riesgo de que deje sabor en los alimentos que hemos usado para la receta.
Como es de imaginar, para que cualquier elaboración que cocinemos en casa no solo sea sabrosa, sino saludable, es de vital importancia que todos los ingredientes sean de la máxima calidad, y se encuentren frescos. Y el aceite de girasol no es una excepción.
De hecho, un aceite de girasol en mal estado puede proporcionar a los alimentos un sabor rancio muy desagradable, especialmente cuando lo volvemos a usar para freír, y no lo hemos conservado adecuadamente.
Consejos útiles para almacenar el aceite de girasol correctamente
Temperatura de conservación recomendada
Es importante, en primer lugar, observar las condiciones de temperatura. Como cualquier otro aceite vegetal, en el caso del aceite de girasol también es recomendable mantener una temperatura de conservación de entre 5 y 20 ºC.
A temperaturas más altas o más bajas, lo más común es que los nutrientes empiecen a descomponerse. Es más, condiciones de almacenamiento inadecuadas pueden acabar conduciendo a la formación de sustancias nocivas en el aceite, haciendo que el producto no sea apto para cocinar.

Por otro lado, cuando la temperatura cumple con las recomendaciones descritas anteriormente, es posible conservarlo en la nevera. Eso sí, luego de abrir la botella, el régimen de temperatura de almacenamiento aconsejada cambia, siendo más adecuado mantenerlo entre 18 a 25 ºC.
Cuidado con el sol
También debemos proteger el aceite del sol, dado que la luz solar directa puede destruir la vitamina A, además de otros minerales muy beneficiosos. De ahí que lo mejor sea guardar la botella de aceite de girasol en el armario de la cocina (siempre y cuando, claro está, se trate de un lugar fresco y oscuro).
Tener en cuenta la fecha de vencimiento
Es conveniente tener en cuenta la fecha de caducidad. Y es que un producto caducado puede contener sustancias nocivas, dado que sus componentes se han acabado oxidando. En el caso de los aceites vegetales, por ejemplo, esto puede proporcionar un sabor rancio a los alimentos cocinados, especialmente cuando se trata de frituras.
A la hora de extender la vida útil
Siguiendo los consejos indicados anteriormente, podemos utilizar el aceite de girasol sin temor a la pérdida de calidad. Además, es posible usar el aceite de girasol utilizado para freír en varias ocasiones, siempre y cuando lo mantengamos bien conservado.
Aunque es necesario volver a recordar lo más importante: es fundamental mantener el aceite alejado del calor y de la luz solar, ya que, en caso contrario, se oxidará y / o se enranciará más fácilmente.
Si piensas usar el aceite de girasol para freír en varias ocasiones, recuerda que es mucho más adecuado optar por aceite de girasol alto oleico. Y, sobre todo, freír los alimentos a menos de 180 ºC, ya que esto ayudará de manera muy positiva a la hora de evitar que se formen compuestos tóxicos.