La división tradicional de los congeladores es aquella en la que se reserva un cajón para la carne y otro para el pescado, pero esto está cambiando.
A consecuencia de tendencias como el batch cooking -cocinar el menú de la semana de una vez y almacenar- o el hábito de aumentar el porcentaje de productos de origen vegetal en las dietas y limitar la proteína animal, donde antes solo había hamburguesas de carne, filetes de pollo y gallos, ahora hay un espacio reservado cada vez más grande para elaboraciones vegetaciones que quedan perfectas después de descongelarlas.
Hamburguesas vegetales
De espinacas, con hortalizas como las zanahorias o de legumbres como las lentejas y los garbanzos. Se puede congelar la masa y luego hacer las porciones, o congelar directamente las “carnes” ya hechas con su forma y todo.
Los más puristas dirán que no es una bolognesa, y tienen razón, pero llamarla así es la mejor forma para identificarla porque es una salsa de tomate en el que un salteado de setas y lentejas sustituye a la carne picada. Hay otras muchas opciones de salsas vegetarianas que se congelan perfectamente; sin ir más lejos, la clásica salsa de tomate casera.
Las lentejas están ricas con chorizo, pero también con pollo o simplemente con verduras al gusto. Lo importante es el fondo y cómo se cocinen para que concentren su sabor y queden en su punto. El guiso vegano se puede congelar, en la línea de otros platos como los garbanzos con arroz, siempre y cuando se hagan con caldo de verduras.
En caso de seguir una dieta vegetariana, las croquetas clásicas, con bechamel y rebozadas en pan rallado y huevo, son perfectamente compatibles si el interior incluye sabores como los de las setas, los quesos o los frutos secos. Pero también hay opciones veganas que se pueden congelar hechas a base de patata o con una bechamel elaborada con bebida vegetal y rebozadas sin huevo.
Lo puedes hacer en cualquiera de las muchas versiones que hay de este plato vegetal típico de nuestra gastronomía, y congelado es un recurso ideal para sacarlo como plato principal junto a un huevo -salvo que seas vegano- o como acompañamiento de aquello que tengáis pensado en el menú semanal.
Con leche de coco, legumbres como la lenteja roja o los garbanzos, una base de verduras tanto picadas como en caldo y especias. Ningún producto de origen animal para este guiso exótico que te conquistará la primera vez que lo cocines en casa. Haz mucho y congela para otro día.
Ocurre parecido a las croquetas, ya que al estar hablando de recetas vegetarianas, siempre que se evite el relleno de carne -las setas y verduras son una alternativa magnífica-, la receta clásica de lasaña, con queso y bechamel tradicional, cumple con sobresaliente lo que buscamos en este texto. La puedes cocinar entera a falta del horneado y así el día que la saques del congelador solo tengas que hornearla. También se puede congelar una vez cocinada siempre y cuando no la hubieras congelado antes.