Cuando nos ponemos a dieta estricta, nuestro organismo lo interpreta como una agresión y activa una serie de mecanismos de supervivencia. Y una vez abandonada la dieta, la mayoría de las personas sufren el llamado efecto yoyó que hará que cada vez nos resulte más difícil perder peso.
Malos hábitos que nos impiden adelgazar
- Abusar de los alimentos ‘light’. Aunque sean bajos en grasa y azúcares, no significa que tengan un perfil nutricional adecuado. Además, la mayoría de productos light, no sacian igual que su versión original, lo que normalmente se traduce en consumir más cantidad.
- No desayunar. El desayuno no es la comida más importante del día, pero si te despiertas con apetito y "aguantas" el hambre, lo más probable es que termines comiendo en la siguiente ingesta con mayor ansiedad.
- No cenar. Si nos saltamos comidas, haremos que el nivel de azúcar en sangre baje. Esto nos dará hambre y ganas de comer algo. A parte de que, si tienes hambre, lo mejor es hacer caso a las señales que envía tu cuerpo y no rechazarlas.
- Tomar barritas sustitutivas de comida. Estas barritas no debieran de ser sustituto de una comida principal. Pueden venir bien en el alguna ocasión como snack las típicas barritas de cereales, proteicas... pero nunca como sustituto de comida.
- No beber el agua suficiente. Hay que beber agua; alrededor de litro y medio al día (8 vasos). El agua nos ayudará a mantenernos bien hidratadas y a eliminar líquidos. Ayúdate con té verde, infusiones o zumos naturales.
- No tomar fruta ni verdura. Este grupo de alimentos son muy saciantes porque aportan mucha fibra, agua, vitaminas y minerales. Puedes añadirla a tus platos en forma de ensalada, al horno, salteada, cruda... como más te guste.
Estar a dieta estricta permanentemente es uno de los errores más frecuentes a la hora de perder peso.
Además de los malos hábitos existen motivos y razones fisiológicas por los que no funcionan las dietas. En esta galería te mostramos alguno. Toma nota.
La dieta es para siempre
Esta es la primera premisa. El período de mantenimiento debe durar de por vida, a no ser que se aumenten los niveles de actividad física. Por eso es importante adoptar un estilo de vida saludable que se pueda acoplar a tus necesidades y gustos.

La clave está en el metabolismo
Es importante entender y tener en cuenta que el metabolismo de cada persona es diferente. Hay quien lo tiene más rápido o más lento.

Los años pasan y pesan
Con la edad, el organismo sufre cambios constantes y a medida que envejecemos, el metabolismo es más lento y menos eficaz.

El abuso de las dietas y las pastillas milagrosas
Muchas personas toman medicinas para bajar de peso o para disminuir el apetito o la absorción de los alimentos, y otras se pasan varios días ayunando. Y aunque al principio se pueden obtener resultados, el cuerpo lo siente como una agresión y se defiende disminuyendo el metabolismo, enviándote pensamientos constantes sobre la comida, almacenando grasa...

El buen descanso es fundamental
El descanso es el gran olvidado. Sin embargo, es un esencial para gozar de un estado de salud óptimo. Está estrechamente relacionado el mal descanso con los malos hábitos.

No tomar carbohidratos
Los hidratos de carbono (harinas, cereales, galletas, frutas, golosinas y azúcar) son un macronutriente esencial, por lo que eliminarlo no es la solución. No hay ningún alimento que tenga la capacidad de engordar per se.

Tener deficiencia de calcio y vitamina D
Cuando hacemos dietas estrictas, es más probable que se tengan déficits alimentarios como el calcio y la vitamina D, lo que puede traducirse en diversas enfermedades como osteoporosis.

El hipotiroidismo
Cuando el funcionamiento de la glándula tiroides no es correcta, como cualquier otra alteración a nivel hormonal, podemos sufrir cambios en nuestro cuerpo. Es muy importante reconocer sus síntomas: sensación de frío, pulso lento, estreñimiento, hinchazón de las piernas y los párpados, depresión o dolores musculares. La solución a este problema es realizar un examen para diagnosticar el hipotiroidismo (TSH).

No comer
No comer cuando se tiene hambre no es la solución. Esto solo incrementa la ansiedad por la comida.

Dejar el ejercicio en tiempo exprés
Y por muchos motivos. En primer lugar, cuando hacemos deporte logramos que nuestro organismo tenga más masa muscular, liberamos endorfinas que nos hacen sentir bien, nos hace estar más activas...

Sé consciente de lo que comes
Es muy importante practicar la conciencia a la hora de alimentarnos para poder estar conectadas con nuestras señales de hambre y saciedad y comer la porción que realmente nos satisface.

Alimentos que no pueden faltar en nuestra dieta
- Frutas y verduras. Aportan mucha fibra, agua, vitaminas y minerales a nuestro organismo. Con su ingesta conseguimos mantener la hidratación de nuestro cuerpo y evitar la ausencia de sales minerales y vitaminas para su correcto funcionamiento.
- Cereales integrales. Junto con las legumbres, son alimentos con carbohidratos, fibra y minerales. No podemos prescindir de los carbohidratos para el buen funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso.
- Carnes magras y pescados. Son fundamentales; la carne de pavo o de pollo tiene muy poca grasa, aporta proteínas a nuestro organismo, lo que nos permitirá comer mayor cantidad para saciarnos.

Un plan anti rebote
Para evitar el efecto rebote, lo más importante es no seguir una dieta estricta que no puedas mantener el resto de tu vida. Lo mejor siempre será llevar un estilo de alimentación acorde a tus necesidades, gustos y contextos que te permita gozar de un estado de salud físico y mental óptimo.
