El resfriado común, una molestia omnipresente, afecta a millones de personas cada año. Desde hace generaciones, el caldo de pollo se ha considerado como un remedio casero para combatir los síntomas del resfriado y aliviar malestares. ¿Es solo una creencia popular transmitida de generación en generación o hay algo más detrás de esta práctica? Descubre los secretos detrás de este antiguo remedio y si tiene un lugar en tu botiquín casero para los días de catarro. ¡Prepárate para desentrañar el misterio del caldo de pollo y su posible papel en nuestra salud invernal!
Fácil de preparar y económico
El caldo de pollo es un plato económico y fácil de preparar con efecto reconfortante. Ideal para hacerse un consomé cuando llegas heladita de la calle.
Para preparar uno sustancioso (en la galería te damos una receta estrella elaborada por el chef, Iván Sánchez) necesitas una serie de ingredientes básicos: verduras y hortalizas (puerro, zanahoria, cebolla, una rama de apio, un puerro limpio) que se ponen a cocinar en frío con una proteína. En este caso animal (se pueden ponen huesos, carcasas u otro despojo del pollo acompañado de las partes más tiernas como las pechugas). También se puede enriquecer con un puñado de garbanzos. Es muy importante que todos los ingredientes y el agua estén a la misma temperatura. De esta forma nos aseguramos que las moléculas del sabor y del aroma pasen a formar parte del caldo en el hervor y de que este quede sustancioso.
Virtudes curativas
En cuanto a sus virtudes curativas del resfriado común, la Universidad de Nebraska (EEUU) ha confirmado que el caldo de pollo casero impide el movimiento de unas células del sistema inmune llamadas neutrófilos. Un tipo de glóbulos blancos que no solo defiendes de las infecciones bacterianas y micónicas, también favoreces la liberación de las mucosidades.
¿Otras virtudes del caldo de la abuela? Es útil cuando alguien está enfermo y el estómago no le admite nada sólido. Hay un aporte de nutrientes y se sostiene la hidratación. Y, según un estudio realizado en Japón podría ayudar a controlar los niveles de presión arterial. Esto es debido a que el pollo tiene unas proteínas colágenas que actuan de manera similar a los inhibidores de la ECA (enzima convertidora de la angiotensina) que relajan los vasos sanguíneos y disminuyen la hipertensión. ¿Quieres saber más de este humeante plato de cuchara? No te pierdas la galería.
Tu abuela tenía razón
Sí, tu abuela tenía razón. La sopa, funciona como remedio antitos.

Alivia los síntomas
Congestión nasal, tos, estornudos, pesadez de cabeza pueden mitigarse con este sustancioso caldo, según indica un estudio de la Universidad de Nebraska (EE UU). ¿La razón? Por un lado, el caldo de pollo está confeccionado con ingredientes antiinflamatorios que contribuyen a fluidificar la mucosidad. En concreto el pollo, su componente principal, contiene cisteína, una sustancia similar a la acetilcisteína, un fármaco recomendado para las infecciones respiratorias.

Controla los neutrofilos
Además, esta sopa casera dificulta el movimiento de los neutrófilos, unas células del sistema inmunológico que, en caso de infección, se desplazan a la zona infectada para deshacerse de los gérmenes. Ellas son las causantes de los efectos habituales del constipado (goteo nasal, tiritonas, inflamación de las mucosas). Aun así hay que ser cautos, es cierto que este caldito ayuda a aliviar los efectos de un resfriado, pero no lo combate.

Asegura la ingesta de líquidos
Por su parte, el chef Iván Sáez, del restaurante Desencaja (Madrid) destaca que es un plato hidratante (contiene agua), sano, con pocas calorías y saciante (y mucho más). Perfecto para comenzar la cena, siempre que se complete el menú con algo de proteína.

No tires del tetrabrick
Las prisas y la falta de tiempo a veces impiden que puedas poner el puchero en el fuego y optes por un producto envasado. Un error, según la experta, cualquier caldo debe ser casero. Cuando eres tú quien compra los ingredientes y los cocinas, aseguras la cantidad y la calidad de los nutrientes.

Una receta de altura
Corta un pollo en trocitos, reservando las pechugas. Calienta aceite y marca el pollo. Una vez dorado, incorpora zanahoria, cebolla, apionabo y ajo, y sazona con tomillo, laurel y pimienta; rehoga. Moja con vino blanco y, cuando se evapore, cubre con agua. Lleva a ebullición, espuma y cuece a fuego lento 3 h. Pasado ese tiempo, cuela, introduce las pechugas y cocina 1 h. Sirve el caldo con el pollo desmenuzado. Esta es la receta de Iván Sáez, chef de Desencaja.

¿Le falta sabor?
Si tus papilas gustativas no encuentran el caldo de pollo sabroso, enriquécelo con un toque de especias (ajo en polvo, pimienta o comino molido). ¿Prefieres las hierbas aromáticas? Añade una rama de perjil o unas hojas de albahaca.

cuenco de sopa con dos rebanadas de pan

Con efecto reconfortante
Ya en el siglo XII, el famoso filósofo y médico Maimónides lo recomendaba como cura para el catarro. Algo que también recoge el saber popular. A quién no le ha dicho su abuela: Anda, tómate un caldito, que te va a entonar. ¿Un mito popular o hay argumentos para considerarlo una excelente ‘medicación’?

Podría nivelar la tensión
La nutricionista también señala que las proteínas de colágeno encontradas en el pollo podrían reducir la tensión arterial siempre que no nos pasemos con el salero.

Ayuda a descansar
Una taza de caldo acompañada de una tortilla francesa con verduras. Es una excelente combinación que propicia un sueño placentero. Ambos platos contienen algunos ingredientes ricos en triptófano, que favorecen un descanso favorable. Eso sí, procura cenar pronto.

Mejor casero
Las caldos procesados son ricos en aditivos y suelen sobrepasar la cantidad de sal y de azúcar recomendada. Además, se les somete a un proceso térmico que favorece la destrucción o la pérdida de estos por el el empleo de métodos de procesamiento y conservación industrial.
