Anoche, Alaska y Albert Espinosa se sumergieron en una travesía nostálgica en El Camino a Casa, revelando detalles íntimos de la infancia de la icónica cantante.
Un detalle curioso que salió a relucir es la fobia que tiene la cantante a los botones. "¿Es verdad que tienes fobia a los botones?", le pregunta Espinosa. Alaska lo confiesa, pero intenta cortar rápidamente la conversación: "Sí, pero de esto no puedo ni hablar si no quieres que vomitemos. Bueno, que vomite yo".
Albert, incrédulo, vuelve a preguntar. "¿En serio no se puede hablar de este tema?" La cantante compartió cómo esta fobia la ha llevado a momentos complicados, como una experiencia incómoda en un programa de radio en 2021, donde le preguntaban por el tema y ella trataba de pensar en otra cosa.

Sentados en un banco, evocaron recuerdos de series legendarias como Flipper y La Hormiga Atómica, despertando una profunda emoción en Alaska, quien confesó que "estas cosas me dan la vida".
De manera entrañable, Espinosa preguntó a Alaska sobre su preferencia entre el delfín y el niño de Flipper, a lo que ella respondió con sinceridad y gracia: "Yo era de Flipper, los niños no me gustaban nunca. Yo era de animales".

Sin embargo, reveló cómo su perspectiva cambió con el tiempo, aunque sigue sin desear ser madre, compartiendo divertidamente: "Yo tendría un parvulario para ir a verlos, jugar, malcriarlos, y se los devuelvo a sus padres para que los críen".
El viaje continuó hasta el emocionante encuentro con la madre de Alaska y su amiga Puri. A sus 60 años, Alaska, cuyo nombre de pila es Olvido Gara, rememoró sus primeros días en España y cómo descubrió su personalidad arrolladora a través de visitas al rastro y tiendas de discos de segunda mano.

Durante el recorrido por las calles de Madrid, Alaska destacó el respaldo de su madre en sus inicios en la música y cómo este influyó en su carrera musical desde temprana edad. De hecho, le compró su primera guitarra, que Alaska quedó en pagarle a plazos y todavía le debe.
En su viaje hacia el pasado la cantante recorrió desde el colegio Nervión de su infancia hasta El Rastro, donde Alaska se transformó de Olvido a Alaska. Recordó primeras impresiones al llegar a España y destacó la sorpresa del volumen de la voz, según Alaska al llegar le pareció que los españoles hablábamos a gritos.

Este emotivo viaje en El Camino a Casa reveló la evolución de Alaska, así como los recuerdos y las conexiones de la infancia siguen siendo fundamentales en la vida de una artista que ha dejado una huella indeleble en la escena musical y televisiva."