Las series turcas han tenido un gran impacto en España, convirtiéndose en el fenómeno cultural y de entretenimiento favorito en los últimos años. Su popularidad se debe a varios factores que resaltan la importancia de estas producciones en el panorama televisivo español como sus tramas envolventes y emotivas, su producción de alta calidad, la gran diversidad de géneros (acción, thriller, romance, drama, etc.) o el reflejo de valores socioculturales.
En España, hoy celebramos el Día de la Madre, evento que celebran en el país otomano cada año el segundo domingo de mayo. Curiosamente, la palabra "mama" en Turquía no tiene nada que ver con el significado que tiene en España. Los turcos hablan de "mama" para referirse a la comida de los bebés y a veces, también de los perros y gatos cachorros.

En turco, la palabra "mamá" se traduce como "anne" y la figura materna tiene un papel fundamental tanto en la vida de sus hijos como en la de sus parejas. Recordamos que Turquía es un país muy importante, que además está dentro de la OTAN. Tiene una superficie equivalente a la de España e Italia juntas y 85 millones de habitantes, de los que al menos el 90% tienen el Islam como religión. Por eso, la religión es clave dentro de las familias otomanas.
Turquía nació como país tras el fin de la Primera Guerra Mundial y la disolución del Imperio Otomano. La fundación del estado turco moderno está íntimamente relacionada con el líder militar Mustafá Kemal Atatürk.
Atatürk visionó a Turquía como una república secular y se esforzó por desarrollar un país moderno orientado hacia Occidente. Así, las mujeres pudieron ganar derechos dentro del mundo musulmán. En la década de 1930, la poligamia fue prohibida -práctica previamente permitida solo a hombres-, y en 1934 las mujeres ganaron el derecho al voto, antes que en países como Italia o Francia. Además, en 1983 se legalizó el aborto hasta la décima semana de gestación.
No obstante, más allá de las leyes modernas, la situación real de las mujeres en Turquía sigue estando muy influenciada por la religión y los valores de una sociedad aún profundamente patriarcal y tradicional, especialmente desde 2022, cuando accedió al poder Tayyip Erdogan, líder del Partido de la Justicia y el Desarrollo.

Erdogan lleva un par de años promoviendo la reislamización de la sociedad, además de convertir Turquía en una nación cada vez más autoritaria. El presiente es un firme defensor de las traiciones turcas más arcaicas, llegando a decir que las mujeres no son iguales que los hombres o que una mujer que rechaza ser madre es una mujer incompleta, porque la función básica de una mujer es ser madre.
"Felicito el Día de la Madre a todas nuestras madres, símbolos de las virtudes sublimes, tales como el afecto, labor, consagración y merced. Nuestras madres son un refugio clemente para nosotros. No se debe olvidar nunca que los rezos de las madres en la lucha de la vida cotidiana son una de las fuentes de fuerza más importantes. No debemos hacer que les falten el respeto y el cariño que merecen. Nuestro deseo de las madres, la gloria suprema, es que no dejen de rezar y esforzarse por los hijos, por nuestro país y nuestra nación", dijo Erdogan en 2022, durante la emisión de su mensaje por el Día de la Madre.

En 2012 habló de prohibir el aborto y en 2016 trató de sacar adelante una ley para que los violadores que ofrecieran casarse con sus víctimas quedasen sin castigo. Afortunadamente y hasta el día de hoy no ha podido poner en práctica estas ideas, en parte gracias a la movilización del feminismo turco.
La mujer en casa y el hombre al trabajo
Las políticas de Erdogan se basan en reislamizar la sociedad y promocionar una imagen tradicional de la mujer, algo que está afectando mucho a los derechos de las mujeres. Al final, las realidades sociales bloquean a menudo el acceso a derechos como el aborto libre o el divorcio. Por ejemplo, en 2016o, hubo unos 40.000 abortos en Turquía, menos de la mitad de los que hay en España, aun teniendo el doble de habitantes.
Hay hospitales que tienen protocolos para impedir el aborto libre, como informar a los padres de las menores o incluso no practicar abortos a mujeres solteras. Las cosas se complican todavía más para las mujeres que viven en las zonas rurales. En la actualidad, una cuarta parte de las mujeres no trabajan porque así lo ordena su marido, algo que las mujeres aceptan, pues la cultura patriarcal está muy interioridad también entre ellas. Alrededor de la mitad de las mujeres turcas de entre 15 y 19 años, ni estudian ni trabajan.
Esto guarda relación con ese rol tradicional que se reserva a las mujeres y con la realidad de los matrimonios infantiles: aunque la edad legal para casarse está en 18 años, una cuarta parte de las mujeres se casan antes de esa edad, y hay zonas donde ese porcentaje se acerca al 50%.

Esto se puede comprobar fácilmente en ficciones como La venganza de Iffet o Esposa joven. Esta última, emitida actualmente en Nova, trata sobre una adolescente que es obligada a casarse. No contentos con apartarla de sus amigos y sus estudios, cuando su marido, que le dobla la edad, la viola y la deja embarazada, la muchacha debe seguir viviendo con él (el 40 % de las mujeres en Turquía ha sufrido maltrato físico o psicológico).

Además, hay mujeres que sufren una doble o una triple discriminación. En Turquía, esa doble discriminación puede venir de la etnia, por ejemplo para las kurdas, pero también por el hecho de ser madres solteras. En Turquía, alrededor del 10% de los hogares con hijos tienen un único progenitor, y un 78% de ellos son monomarentales. Las madres solteras tienen una situación económica particularmente precaria y sufren mucho estigma social, siendo muchas veces repudiadas por sus propias familias.
El parto en Turquía
Desde el nacimiento hasta que el hijo o la hija se casan, la madre juega un papel imprescindible en sus vidas. Durante el parto, lo primero que deben hacer las madres (o las matronas) es cortar el cordón umbilical del bebé. Después, se le da a la criatura un nombre al que apodan "nombre umbilical" y el cordón se entierra. Para que el bebé reciba una buena educación, se suele enterrar el cordón en el jardín de un colegio.
Para que tenga una creencia religiosa fuerte, también puede ser enterrado en el patio de una mezquita o meterlo en un baúl dentro de casa. Hay regiones donde el cordón se tira al agua para que el carácter del niño sea tan puro como el agua. Si se trata de una niña, se coloca en uno de los mejores lugares de la casa para que tenga un matrimonio y un hogar felices en el futuro.

En cuanto a la madre que ha dado a luz, es tradición poner en su cabello una cinta roja para protegerla de los malos espíritus. También se esconden utensilios de hierro, cuchillas y agujas debajo de la almohada de la madre. Siempre hay un Corán en la habitación donde se encuentran la madre y el hijo.
Durante 40 días no se suele dejar solos a la madre y el bebé y nunca se apaga la luz de la habitación donde están. A los 40 días, se lleva al bebé a la mezquita por primera vez, como pudimos observar en uno de los últimos episodios de Mundos opuestos, donde Pembe, la suegra de Doga, insiste en llevar a la pequeña Cemre a la mezquita.

La cuna del bebé, así como su ropa, sus mantas, etc. los prepara la abuela como regalo, conocido como la "dote del bebé". En el período postnatal es importante la alimentación de la madre para que produzca mucha leche.
La importancia de la figura materna
El Corán deja muy claro que los hijos deben cuidar de sus progenitoras con frases como "si quieres encontrar el paraíso, mira bajo los pies de tu madre" o "tu madre te llevó en el vientre durante 9 meses sufriendo dolor y adversidades, sé bueno con ella porque gracias a ella estás aquí".
Esto hace que la mayoría de hijos sientan una gran responsabilidad hacia sus madres y se muestren siempre más apegados a ellas. Cuando la madre envejece tienen la obligación de cuidarla hasta el fin de sus días. Un hijo o hija que cuida de una madre mayor o enferma está muy bien visto en la sociedad turca.

Las madres son tan importantes que, muchas veces, las ficciones otomanas las muestran como dominantes, egocéntricas y egoístas. Realmente, esto no siempre es así, aunque lo hemos visto en infinitas series como Familia, donde Hülya, la madre de Aslan (Kivanç Tatlitug) lucha sin descanso por separarle de su amada Devin, interpretada por Serenay Sarikaya.
Esto no siempre es así, pero hay muchos casos, pues las madres son las líderes dentro de su hogar. Son las que se ocupan de las tareas domésticas, la crianza de los hijos, la alimentación, los deberes del colegio, etc. Por eso, cuando sus hijos o hijas crecen (especialmente si son varones) sienten la fuerte necesidad de dar el "visto bueno" a su pareja.
Las madres más tradicionales suelen ser controladores. Adoran que su futura nuera les trate bien, les haga el té, limpie la casa o haga la comida a todos los integrantes de la familia, especialmente en zonas rurales. ¿Son chantajistas las madres turcas? Esto es como todo, algunas son más liberales y otras son bastante "quisquillosas", como muestran en las dizis turcas. Pero también es cierto que en la ficción se exagera mucho, aunque a veces, sí son capaces de poner un sinfín de trabas si la relación de su retoño no le convence.

Otro dato característico que tienen las madres turcas es que adoran hacérselo todo a su hijo varón y a ellos les encanta sentir esa preocupación de su madre en todo momento. Por eso, cuando se enamoran, las madres buscan que su nuera sea al menos, tan buena y complaciente con su vástago como lo son ellas.
Buscan que la mujer tenga sus cualidades, que ayude a su hijo en todo, que le respete. La palabra de una madre es fundamental y no es extraño ver a jóvenes que rompen con sus novias simplemente porque su madre no las aprueba. Por supuesto, si una madre aprueba la relación no tardará en pedirle a la nuera que la llame "mamá".