Pizza con piña, ¿sí o no?

Tras la muerte de Sam Panopoulos, el inventor de la pizza hawaiana, nos preguntamos: pizza con piña, ¿sí o no?
Pizza con piña o pizza hawaiana, ¿sí o no?

Sam Panopoulos, el artífice de uno de los platos que más controversia ha generado en los últimos tiempos, la pizza con piña, murió el pasado jueves a los 83 años. Este griego que emigró a Canadá en 1954, con 20 años, no sabía que su creación sería tan famosa (y generaría tanta controversia).

La pizza hawaiana es para los italianos lo que para nosotros un burrito de paella: un auténtico crimen. Son muchos los cocineros italianos que afirman que esa aberración no puede llamarse pizza.

Sin embargo, es una de las pizzas que más se conocen y se consumen. Al igual que ocurre con otras muchas cosas en esta vida, a nadie le gusta pizza con piña pero es un superventas de muchos establecimientos. Los datos no terminan de cuadrar. Me recuerda a determinados programas de televisión que nadie ve y son líderes de audiencia…

Pizza con piña o pizza hawiana, un poco de historia

Sam abrió junto con sus hermanos, Elias y Nikitas, el Satellite Restaurant, un restaurante ubicado en Chatham, un municipio al suroeste de Ontario. No era un restaurante italiano, su oferta se centraba en una mezcla de comida típica americana (hamburguesas con patatas a la cabeza) y algunos platos de comida china.

A principios de los años 60 incluyeron las pizzas entre su oferta, un día se les ocurrió la ¿genialidad? de incluir unos trozos de pizza en conserva en una pizza y ahí empezó todo.

Lo probaron, les gustó y la pizza con piña entró a formar parte de su carta. Jamás imaginaron el éxito que esta creación casual tendría.

Como los productos tropicales que llegaban de Hawai estaban de moda en Norteamérica, la llamaron pizza hawiana.

La pizza con piña, ¿se puede llamar pizza?

Tocar la pizza a los italianos, que es un auténtico emblema, es tan delicado como tocar nuestra paella.

Sin embargo los consumidores están divididos entre los que la aman y los que la consideran una auténtica aberración.

Tanto es así que el pasado mes de febrero el mismísimo presidente de Islandia afirmó que detestaba la pizza con piña y que si pudiera hacerlo, la prohibiría y las redes sociales ardieron. Tal fue la reacción en cadena que se originó que unos días después tuvo que aclarar que era una broma y que no iba a prohibir este plato.

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En el lado opuesto, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, usó Twitter para declararse fan de la pizza con piña y usó el hashtag #TeamPinneapple (#EquipoPiña).

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Muchos italianos sienten dolor ante el sencillo hecho de llamar pizza a este plato de origen napolitano que tanto quieren.

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Y aquí vuelve a surgir el debate de los fundamentalismos gastronómicos y los haters que se manifiestan, incluso de forma agresiva, ante este tipo de cosas. ¿Es algo tan grave como para generar este encarnizado debate que una pizza lleve trozos de piña? ¿Darle una vuelta a un plato tradicional y proponer una alternativa es un crimen contra la humanidad? ¿De verdad?

Os propongo hacer un ejercicio cuando vayáis a una cadena de pizzerías: observad las mesas de los vecinos y decidnos si no encontráis más de una pizza con piña entre las mesas. Por lo tanto, ¿es un delito contra la gastronomía decir que te gusta la pizza hawaiana? ¿Tienes un paladar menos sofisticado al reconocerlo? Quizás la mente cerrada la tengan los que no respetan los gustos del de al lado.

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