Con la llegada del otoño, las horas de sol disminuyen drásticamente, y no debemos olvidar que es la principal fuente de absorción de vitamina D para el cuerpo. Vitamina esencial, como vamos a ver en esta pieza, para la salud.
La vitamina D es importante para la salud de los seres humanos durante todo el año. La cuestión es que durante el verano no nos preocupamos mucho por esta cuestión porque en la mayor parte de España contamos con innumerables horas de sol para nutrirnos de esta vitamina liposoluble que producimos gracias, principalmente, a la radiación de los rayos ultravioletas del sol.
Sin embargo, al llegar el otoño, las horas de sol caen en picado, y también los planes al aire libre, de manera que no podemos dejar de lado que este cambio de hábitos y de usos horarios repercute en la cantidad de vitamina D que producimos. Y no podemos olvidarnos, sobre todo, porque existe un déficit de esta vitamina en la población española pese a que también hay alimentos ricos en vitamina D.

Así lo atestiguan distintos estudios científicos de los que se hace eco la investigación española ‘Impacto de la vitamina D en la salud. Dificultades y estrategias para alcanzar las ingestas recomendadas’. “En cuanto a la ingesta de la vitamina D en la población española, los estudios realizados en muestras representativas de la población también indican que es insuficiente en todos los grupos de edad y sexo”, aseguran los investigadores de dicho estudio, en el que citan como fuentes el estudio ENALIA, realizado a población infantil y adolescente; el estudio EsNuPi, realizado en 1448 niños y niñas desde 1 año de edad y hasta los 10 años; y el estudio ANIBES, realizado en población entre los 9 y los 75 años de edad.
Este último, que es el que más nos interesa en este caso por incluir a población adulta en la muestra, concluye que las ingesta de vitamina D en todos los grupos de edad analizados son “muy bajas”. De hecho, solo el 7% de la población supera los indicadores recomendados por la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) según esta fuente.
La vitamina D, explican las investigadoras del departamento de Nutrición y Ciencia de los Alimentos de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, es un nutriente esencial. “Su principal función es la regulación de la homeostasis del calcio y del fósforo en el organismo”, apuntan. Así lo explica también Alejandro Cámara Balda, profesional del servicio de endocrinología del hospital San Pedro para Rioja Salud: “Se trata de una hormona que regula el metabolismo del fósforo y del calcio y, por lo tanto, de los huesos”, apunta.
Además, las investigadoras de la UCM inciden en que la vitamina D, junto a su incidencia sobre la salud ósea, también está relacionada con la salud cardiovascular. Y es que la vitamina D tiene un poder para combatir enfermedades crónicas. “La vitamina D disminuye la síntesis de triglicéridos y aumenta los niveles de colesterol HDL, lo que mejora la colesterolemia”, explican. Y por si fueran pocos los beneficios de tener unos niveles saludables de vitamina D, está “también reduce el riesgo de hipertensión [...] y reduce el riesgo de diabetes al aumentar la secreción pancreática de insulina y la sensibilidad de los receptores periféricos a esta hormona”.

Una deficiencia severa de esta vitamina está relacionado con “el aumento del recambio óseo, disminuye la densidad ósea y se asocia a un mayor riesgo de fracturas y de osteoporosis en adultos”, destacan las investigadoras. El doctor Cámara Balda, en la misma línea, señala que, entre las consecuencias demostradas, el déficit de la vitamina D “empeora la mineralización de los huesos, lo que hace que sean más frágiles y por lo tanto que se puedan romper con más facilidad”.
Por todo lo expuesto, debemos tomarnos en serio los niveles de vitamina D en el cuerpo y garantizar que alcanzamos unos niveles mínimos, ya sea mediante la suplementación, siempre bajo supervisión médica, o la exposición al sol, teniendo en cuenta que “la radiación ultravioleta, que es la que hace que se sintetice la vitamina D, es mucho menor a primeras o últimas horas que en las de máxima incidencia”, como explica el doctor Alejandro Cámara Balda. En verano, exponerse al sol en las horas centrales del día está desaconsejado por otras cuestiones de salud, pero en otoño se puede dejar un pequeño margen para que el organismo sintetice la vitamina D.