Quizá tu respuesta sea que hay que utilizar primero uno, y después otro: ¡error! Lo primero que nos indica Vicente Baixauli, vicepresidente de la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC) es que es mejor usar sólo un antiséptico: "No es recomendable el uso combinado de diferentes antisépticos por las incompatibilidades y/o interacciones que pueden producir (disminución de la actividad antiséptica, irritación y efectos no deseados)", advierte.
Sólo para limpiar la piel
El alcohol, dice el experto, "no tiene efecto residual y es inactivo si hay materia orgánica (sangre, pus, sudor, etc.)". Además, es inflamable y escuece, por lo que no se debería poner en heridas abiertas. "Su uso adecuado sería cuando se aplica en la piel antes de pincharla. Por ejemplo, ante una inyección de insulina, una vacuna, etc.", dice, y tras ponerla, pues al ser una herida muy pequeña prácticamente no sangra.

La povidona iodada 10 % (es decir, el betadine) "es el desinfectante y antiséptico más usado en dermatología y cirugía por su amplio espectro y por la duración de su acción, por ello se usa más de forma profesional cuando hay que realizar intervenciones más intensas", explica Baixauli.
Sin embargo, no es tan recomendado en el uso casero, pues mancha al aplicarlo, tarda más en actuar, el efecto residual es de solo 3 horas, es también inactivo frente a la materia orgánica y tarda más en cicatrizar.
Además, "si la herida es muy grande el iodo puede absorberse a nivel sistémico, por lo que no se debe usar en embarazo, en recién nacidos, lactantes o personas con alteración de la glándula tiroides", advierte.
La clorhexidina. Es, según el experto, la más indicada para uso casero como alternativa al yodo porque actúa en segundos, dura unas 6 horas, es activa en presencia de materia orgánica (aunque su eficacia puede disminuir un poco) y al aplicarlo no mancha la piel.
También se puede usar para lavado de manos del personal sanitario y como enjuague bucal, pero es incompatible con jabones y sustancias aniónicas, con yodo y con sales de metales pesados.

La mercromina es el nombre comercial de la merbromina 2 % o mercurocromo. Es un compuesto que lleva mercurio en su fórmula por lo que "dejó de utilizarse en los 90 por su fama tóxica y ha sido sustituido por otros menos tóxicos. Su toxicidad se debe a que sobre una herida abierta el mercurio puede pasar directamente a la sangre", explica.