El pudín es una preparación cuya característica común es su textura suave, esponjosa y ligeramente espesa. En Estados Unidos, por ejemplo, el pudín consiste en una elaboración dulce de leche o jugo de frutas de distintos sabores, los cuales tienden a ser espesados con una amplia variedad de ingredientes, como almidón de maíz, harina, tapioca, arroz, pan, arrurruz o huevos.
No debemos confundir los pudines dulces con las elaboraciones saladas, que, aunque menos comunes, también pueden resultar deliciosos, como los que se elaboran con purés de verduras espesados, platos tipo soufflé o el tradicional pudín de maíz que se prepara con una papilla de harina de maíz.
En Inglaterra, por ejemplo, la palabra pudín es comúnmente utilizada como término genérico para los postres dulces. Y es que, además de los pudines de postre del tipo americano, también es posible elaborar budines de frutas hervidos, al vapor con masa fermentada, hervidos de masa o pasteles azucarados (son los más habituales, al ser combinados con frutas secas o frescas), o los tradicionales budines hervidos de los cuales el tradicional pudín de ciruelas es uno de los más populares, sobre todo en Navidad.
En Alemania, sin embargo, nos encontramos con un budin o pudín ligeramente diferente. Se trata del pudín de sémola, llamado “Griessbrei” o “Griesspudding” en los países de habla alemana.
Aunque existen infinidad de opciones a la hora de prepararlo, a continuación te descubrimos la receta original para aprender a elaborar un pudín de sémola alemán. Pero vayamos por partes.
¿Sabes qué es la sémola?
La sémola es el subproducto arenoso que se tamiza cuando el trigo es molido con la finalidad de hacer harina. Técnicamente, podríamos decir que se trata del corazón del grano de trigo, también conocido como endospermo. Desde un punto de vista nutritivo, está repleto de hierro, vitaminas del grupo B y selenio, entre otros.
Es decir, consiste en un tipo de harina que se elabora con trigo duro, de forma que tiende a ser un poco más gruesa que la harina tradicional. Además, también puede ser más oscura y de tonalidad más dorada, aunque todo dependerá de la variedad específica que vayamos a usar en la cocina. Es habitual que, además, también tenga un aroma algo más terroso que la harina de trigo común.

Ingredientes:
- 350 ml de leche
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
- 2 cucharadas de azúcar
- 40 g de sémola (la sémola de espelta entera, por ejemplo, es ideal)
Elaboración:
En una cacerola comenzamos combinando la leche, el azúcar y el extracto de vainilla. Cocinamos a fuego alto hasta que empiece a hervir. Una vez alcance este punto, reducimos a fuego medio.
Con la ayuda de un batidor de varillas, añadimos la sémola y cocinamos a fuego lento durante 5 minutos, hasta que la sémola se haya espesado ligeramente.
Justo cuando se haya espesado, retiramos del fuego, vertemos en varios tazones (donde lo vayamos a servir), y dejamos que se enfríe por completo.
Si lo deseas, puedes consumirla tibia, cuando aún se encuentre cremoso, o dejarla enfriar por completo (ten en cuenta que tendrá una textura algo más espesa).
Por último, puedes servir con nata, crema de vainilla, compota de manzana o ciruelas, o simplemente con un poco de azúcar y canela.
Es posible añadir fácilmente una cucharada extra de azúcar si deseas un pudín algo más dulce, u omitirlo por completo. También es delicioso si cocinamos nuestra papilla de sémola con una media rama de canela o un poco de piel de limón, consiguiendo así un sabor algo más fuerte (eso sí, debemos asegurarnos de retirar el palo o la cáscara cuando hayamos terminado de cocinar).
También es posible sustituir la leche por cualquier otra bebida de origen vegetal, como podría ser el caso de la leche de coco. Eso sí, es imprescindible tener en cuenta que es posible que tanto el sabor como la textura varíen ligeramente, ya que la leche de vaca, por su mayor contenido graso, proporciona cierta cremosidad. Ocurre algo similar a cuando elaboramos porridge de avena con leche entera.