No importa si cocinas a diario o solo el domingo: hay cacharros que nos unen en la frustración colectiva. Y el colador de malla fina es uno de ellos. Tan útil como ingrato, lo necesitamos para todo (desde lavar arroz hasta colar infusiones), pero su limpieza es otra historia. Se llena de restos, se queda pegajoso, parece que la grasa se aferra a él como si tuviera memoria. Y lo peor es que, por más que frotas, no siempre sale. Ni con agua hirviendo. O con lavavajillas. Ni con tu mejor intención. Si alguna vez has querido tirarlo directamente a la basura después de usarlo, no estás solo. Durante mucho tiempo me resigné a que quedara "más o menos limpio". Hasta que un día probé un truco casero que no solo funcionó, sino que me hizo recuperar la fe en estos utensilios. No es exagerado: desde entonces, el colador pasó de ser el "castigo" de la cocina a otro elemento más de la rutina.
Lo mejor es que no requiere nada raro. Solo dos cosas que ya tienes en casa: vinagre y bicarbonato. Ya os contamos cómo renovar tus sartenes de acero inoxidable con una limpieza casera. Y aquí te decimos cómo limpiar el colador paso a paso, por qué funciona tan bien y qué otros gestos pueden hacer que ese colador te dure más, y en buen estado. Spoiler: también es más sostenible, más barato y mucho menos desesperante que seguir usando un estropajo sin éxito.
¿Por qué son tan difíciles de limpiar los coladores?

Los coladores de malla fina tienen una estructura casi perfecta para atrapar residuos: pequeños trozos de comida, almidón de pasta, grasa de sopas, incluso fibras de té o granos de arroz.
A simple vista pueden parecer limpios, pero si los miras al trasluz o los tocas, muchas veces descubrirás una capa opaca o pegajosa. Ese cúmulo no solo es antiestético: puede convertirse en un foco de bacterias. Y sí, muchas veces, ni el lavavajillas logra llegar a esas fibras metálicas.
El truco infalible de limpieza: remojo con vinagre y bicarbonato

Este método es sencillo, rápido y, lo más importante, eficaz. Solo necesitas:
- Agua caliente
- Un buen chorro de vinagre blanco
- Una cucharada generosa de bicarbonato de sodio
Llena un recipiente con el agua caliente, añade el vinagre y el bicarbonato (verás que burbujea) y sumerge el colador por completo. Déjalo reposar unos 20 minutos.
Durante ese tiempo, la reacción de los ingredientes actúa sobre la grasa y los restos adheridos, disolviéndolos suavemente sin dañar el metal ni dejar residuos tóxicos.
El paso extra: el cepillo que marca la diferencia

Una vez pasado el tiempo de remojo, usa un cepillo de dientes viejo o un cepillo para botellas. Ambos son perfectos para llegar a todos los recovecos de la malla sin rasgarla. Evita los estropajos metálicos o las esponjas abrasivas, que pueden dañar el colador sin mejorar la limpieza.
Cepilla con movimientos circulares y, si quedan zonas rebeldes, puedes repetir el remojo o aplicar una pasta de bicarbonato y agua directamente sobre ellas.
Más allá de la limpieza: seguro y sostenible

Además de eficaz, este truco es seguro para ti y para el medio ambiente. No usas químicos agresivos ni generas residuos plásticos de productos específicos. Y lo mejor: no gastas más agua ni energía con ciclos de lavavajillas innecesarios. Este gesto también alarga la vida útil del colador, porque lo cuidas sin forzarlo, sin deteriorar su estructura ni oxidarlo.
El colador ya no será el enemigo

Desde que aplico este método, limpiar el colador dejó de ser ese castigo post-cocina. Ya no lo dejo en el fregadero “para luego” ni lo lavo con resignación. En menos de media hora, está limpio, seco y listo para volver a entrar en acción.
Un pequeño truco, dos ingredientes básicos y un cambio radical en una de las tareas más tediosas de la cocina. Porque a veces, limpiar bien no es cuestión de esfuerzo, más bien de maña. Por ello, te dejamos también el truco de limpieza para desinfectar el estropajo y evitar que tu cocina huela mal.