Indudablemente, el pescado es muy importante en nuestra dieta alimenticia, no solo por su elevado valor proteico, sino también porque es fácil de digerir. El pescado graso es una fuente excelente de vitamina D. Y, en general, todo tipo de pescados contienen calcio y fósforo en abundancia (sobre todo si se comen las espinas de los pescados pequeños como las sardinas), y también contienen yodo, hierro y algunas vitaminas del grupo B. El pescado es apropiado si se sigue una dieta baja en grasas, pues contiene menos grasas que la mayoría de las carnes. Merece la pena buscar los tipos de pescado menos conocidos, pues suelen ser más baratos y poseen una sorprendente variedad de sabores.
La frescura de un pescado está en función del tiempo transcurrido desde su captura hasta el momento en que lo consumimos.
La conciencia profesional de algunos comerciantes que pretenden darnos gato por liebre, junto al elevado precio que pagamos, son dos factores a considerar antes de realizar la compra. Por ello, no te dejes engañar y aprende a diferenciar a simple vista en qué momento un pescado está realmente fresco.
Deberás tener en cuenta los siguientes puntos:
1. Debe ponerse a la venta sobre superficies inclinadas para facilitar la eliminación del agua procedente de la fusión del hielo.
2. No debe recibir directamente los rayos del sol.
3. Su piel será brillante, elástica con un cierto reflejo metálico, y estará bien adherida a la carne.
4. Nunca debe desprender un olor acusado, síntoma claro e inconfundible de su mal estado.
5. Las escamas del pescado entero deben estar intactas, brillantes y húmedas; un pescado que pierde las escamas está pasado.
6. Los ojos mantendrán un aspecto vivo y con brillo; si los ves turbios o bastante hundidos es preferible que no lo compres.
7. La carne de los filetes debe ser consistente y firme, húmeda y no debe estar ni seca ni amarillenta.
8. La cavidad abdominal (tripa) deberá tener abundantes manchas de sangre. Las branquias serán rosadas y estarán húmedas.
- Además de estas características generales que denotan su frescura, existen otros aspectos a tener en cuenta según el grupo al que pertenece el pez en cuestión:
9. Pescado blanco (lenguado, gallo, rape, merluza, pescadilla, etc.): debe tener los ojos claros y no presentar zonas amarillentas alrededor de las agallas. La piel será tersa, sin pliegues, y las escamas estarán bien adheridas a la piel.
10. Pescado azul (sardina, boquerón, caballa, trucha, etc.): al cogerlo en la mano éste deberá mantenerse rígido y sin doblarse. Debe tener el ojo abombado y claro; la piel será tirante.
- Además de verificar en el momento de la compra las características que te acabamos de indicar, debes tener en cuenta que al llegar a casa la buena conservación del pescado depende de ti. Por ello procura:
Que transcurra poco tiempo desde su compra hasta que lo metas en el refrigerador: el pescado se estropea fácilmente.
Si no lo vas a consumir inmediatamente, consérvalo en la nevera en una bandeja próxima al congelador y, a ser posible, dentro de un recipiente herméticamente cerrado.