Cómo hacer perritos calientes saludables
Solemos asociarlo a la comida rápida, pero el hot dog también puede ser sano si elegimos los ingredientes adecuados. Te contamos cómo disfrutar de él sin comprometer tu salud.
Cuando pensamos en comida basura, los perritos calientes suelen ser una de las primeras opciones que se nos vienen a la cabeza junto con las hamburguesas o las pizzas. Esta típica receta que solemos asociar a los puestos callejeros estadounidenses siempre solemos imaginárnosla con ingredientes muy calóricos como el queso rallado, la cebolla caramelizada o las típicas salsas de mostaza y kétchup.
Sí, los perritos calientes están realmente deliciosos, pero deberíamos disfrutar de ellos de manera ocasional porque son una auténtica bomba de calorías y nutricionalmente no nos aportan demasiado. La buena noticia para todos los fans de este sabroso bocado es que existen varias maneras de hacerlos un poquito más saludables para esas ocasiones en las que queremos darnos un homenaje. Te damos todas las claves, ¡apunta!
El tipo de pan
Lo primero que hay que pensar a la hora de elaborar un perrito caliente es qué pan vamos a elegir. Normalmente iríamos directas a por el típico pan ultraprocesado que encontramos en el supermercado. Este tipo de elaboraciones suelen contener harinas refinadas y azúcares que no hacen ningún bien a nuestro organismo. Una alternativa saludable es el pan integral. Si no quieres renunciar a esa esponjosidad con un punto dulce del pan de perrito comercial, lo mejor es optar por un pan de leche o pan bao, preferiblemente elaborados en casa.
Las salchichas comerciales con las que normalmente rellenamos el pan no son precisamente saludables, pero eso seguro que ya lo sabías. Este tipo de carne contiene generalmente altas cantidades de sodio, nitratos y grasa, y, al ser ultraprocesadas, suelen asociarse a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Si queremos hacer un perrito caliente más saludable (e igualmente delicioso) lo mejor es optar por salchichas artesanas que podemos comprar en la carnicería, compuestas en un 95% por carne de verdad. Los cortes magros son la opción más recomendable al no contener tanta grasa saturada.
La cebolla frita es uno de los ingredientes que suele acompañar a los hot dogs. Su versión industrial suele estar elaborada con aceites vegetales poco recomendables y cantidades altas de azúcar. En esta ocasión vamos a olvidarnos de ella, y en su lugar, añadiremos al perrito caliente otros toppings más saludables como crudités de verduras, pimiento asado, brotes de hojas verdes o un poco de aguacate. Si no estás dispuesta a renunciar al sabor de la cebolla (lo entendemos) puedes pocharla con un poquito de aceite y añadirla al perrito.
Sabemos que no concibes un buen hot dog sin su correspondiente kétchup y mostaza. Una alternativa que te proponemos es usar una mostaza natural sin azúcares ni edulcorantes (en el supermercado encontrarás varias opciones), pero sin pasarse con las cantidades. Elaborar tu propio kétchup con un tomate especial para pizza, ajo en polvo, sal, pimienta, pasta de dátil y vinagre de módena tampoco es mala idea. Si no te quieres complicar tanto la vida, con una sencilla salsa de tomate casera tu perrito estará de rechupete.