Los 5 errores que estás cometiendo al preparar mejillones

Los mejillones están deliciosos y además son muy saludables, pero seguro que estás cometiendo algunos errores al elegirlos y prepararlos. Te enseñamos los fallos más comunes para que le saques el máximo partido a tus mejillones.

Los mejillones frescos son un bocado exquisito y también saludable. Sin embargo, es frecuente cometer ciertos errores a la hora de comprar mejillones frescos que pueden hacer que no les saquemos todo el partido que podrías. Te enseñamos los errores más comunes para que puedas evitarlos.

Pero primero, hablemos un poco de sus beneficios. El mejillón es un pescado delicioso, nutritivo y que además no resentirá demasiado tu bolsillo, porque es uno de los alimentos más económicos del mundo de los moluscos. Respecto a sus propiedades, son ricos en potasio, selenio y fósforo. Contienen también una buena cantidad de vitamina C, son ricos en proteína y bajos en grasas e hidratos de carbono, por lo que si estás buscando perder peso, los mejillones pueden ayudarte a hacerlo. 

Pero para aprovechar al máximo estos beneficios de los que te hablamos, es importante que los mejillones estén frescos. Por eso, ahora te hablamos de los principales errores al escoger mejillones frescos que podrían hacer que estés desperdiciando algunas de sus propiedades.

No lavarlos

Ni mucho menos es necesario frotar los mejillones hasta sacarles brillo, y habitualmente pasan por un proceso de limpieza y depuración antes de ser puestos a la venta. Pero, de todas formas, lo recomendable es lavarlos justo antes de empezar a cocinarlos para asegurarnos de su limpieza. Si por casualidad estás en una zona costera, lavarlos con agua de mar preservará su sabor natural y quedarán mucho más sabrosos.

Pese a que España no es para nada el único país productor de mejillones, es cierto que los producidos en Galicia y el delta del Ebro son algunos de los más valorados, tanto a escala nacional como internacional. De hecho, casi la mitad de la producción europea de mejillones procede de estas zonas. Sin embargo, es probable que alguna vez te encuentres con mejillones más baratos, de origen extranjero. Para asegurar la calidad de tus mejillones, apuesta siempre por el producto cercano ya que eso aumentará su calidad y frescura.

Si optamos por cocer nuestros mejillones al vapor, es evidente que estos van a necesitar agua, pero utilizar agua de más puede ser un gran error para nuestro resultado final. Debemos tener en cuenta que los mejillones ya van a soltar agua de por sí, con lo que pasarnos a la hora de ponerles agua puede restarles sabor. Dejar los mejillones cociendo por demasiado tiempo es otro error con el que debemos tener cuidado, ya que en este caso los mejillones reducirán su tamaño y se quedarán deshidratados.

Lo ideal para conservar la frescura de los mejillones es que los compremos el mismo día que vamos a cocinarlos y que pasen en la nevera el menor tiempo posible: si esperas más de dos días para comerlos seguramente se pondrán en mal estado. Lo ideal es guardarlos en la parte de abajo del frigorífico, para que el frío no les haga perder el sabor. Mucha gente cree que conservarlos en un bol con agua es la solución, pero no es cierto. Mucho mejor si los conservamos secos en la bolsa o redecilla en la que nos los hayan entregado en la pescadería.

Quizá este paso puede parecer el más obvio, pero es sin duda uno de los más importantes. A la hora de elegir tus mejillones de la tienda, asegúrate de que estén cerrados, de que las cáscaras no estén demasiado rotas y sobre todo de que tengan un olor fresco y a mar.

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