Quizá no te suene de nada, pero la raíz de taro (también llamada malanga) es un alimento con un montón de propiedades para la salud. Originaria de Papúa Nueva Guinea, la raíz de taro es muy consumida en América Central, Hawái y otras regiones tropicales. La parte exterior es de color marrón, mientras que su carne es amarilla o blanca con notas moradas. Su sabor es dulce y su textura, similar a la patata.

La parte comestible de esta raíz es el tubérculo que crece bajo tierra. Es importante destacar que no debemos consumirla cruda, pues puede provocarnos molestias estomacales y en la garganta. Se presenta como una buena alternativa a la patata, pero se diferencia de este tubérculo porque es mucho más cremoso. Son muchos los beneficios que se le atribuyen a la malanga, pero te vamos a contar los más importantes.
¿Qué propiedades tiene la malanga?
La malanga es rica en nutrientes, baja en grasas y alta en fibra. Este alimento destaca por su elevado aporte de fibra, pues una taza contiene aproximadamente 7 gramos de fibra. La ingesta de fibra es especialmente importante, pues no solo es de gran ayuda para cuidar nuestro sistema digestivo, sino que también se ha demostrado su eficacia a la hora de combatir el colesterol. Las altas cantidades de dicho componente vegetal se vinculan a un menor índice glucémico, por lo que la malanga no aumenta tanto el nivel de glucosa en sangre. Es decir, que se trata de una buena alternativa para personas con diabetes.
Estamos ante un alimento rico en carbohidratos complejos. Para que te hagas una idea, una taza de malanga aporta contiene 44 gramos de este macronutriente. Aunque los carbohidratos tienen mala fama, lo cierto es que son fundamentales a la hora de garantizar el buen funcionamiento del organismo, pues, entre otras cosas, se encargan de proporcionarnos energía. Por eso, este alimento (y, en general, cualquiera que aporte carbohidratos complejos) es muy recomendables para niños en edad de crecimiento, adolescentes y adultos con una importante actividad física.
Si hablamos de su aporte vitamínico, conviene destacar la presencia de las vitaminas de grupo B en su composición, entre ellas ácido fólico y riboflavina, que se vinculan al aumento de los niveles de energía, buen funcionamiento del sistema inmunológico y la mejora de piel, cabello y uñas. También se trata de una buena fuente de vitamina C y A, dos antioxidantes naturales que ayudan al cuerpo a eliminar los radicales libres, responsables del envejecimiento celular.
Cómo consumir la malanga
Antes de cocinarla, es importante retirar la piel y los pelos que pueda haber en la superficie. Una vez la hemos lavado, la puedes someter al método de cocción que más te guste, pues es de lo más versátil. Por ejemplo, la puedes hornear, freír o triturar, incluso utilizar como espesante de sopas.
Además, al igual que ocurre con la yuca o las patatas, se pueden preparar unos riquísimos chips de malanga para disfrutar a modo de aperitivo o acompañamiento.