En un mundo donde las dietas y la nutrición están en constante evolución, es esencial identificar alimentos que ofrezcan múltiples beneficios de salud, como los alimentos ricos en zinc, que deberías añadir a tu dieta cuanto antes.
En ese sentido, los caldos han sido un elemento básico en las cocinas de todo el mundo durante siglos, no solo por su capacidad para enriquecer con sabor a numerosos platos, sino también por sus beneficios nutricionales. Estos líquidos, ricos en minerales y vitaminas, se obtienen de la cocción lenta de carnes, huesos, vegetales y hierbas, lo que permite extraer sus nutrientes de manera efectiva. Este proceso tradicional de cocción lenta no solo maximiza la extracción de nutrientes sino que también convierte a los caldos en una fuente importante de compuestos esenciales para la salud.
El caldo de huesos de pollo: un elixir de salud

El caldo de pollo perfecto y despejado no es solo una base culinaria rica y reconfortante, sino también un potente elixir de salud. Reconocido por su alto contenido en calcio y colágeno, este caldo se destaca especialmente por sus propiedades antiinflamatorias y su capacidad para ayudar en la pérdida de peso. Estos beneficios lo convierten en una elección ideal para quienes buscan mejorar su salud de forma natural.
Según el Dr. Carlos Méndez, especialista en nutrición, "el caldo de huesos de pollo es especialmente valioso por su contenido de aminoácidos que promueven la salud gastrointestinal y fortalecen el sistema inmunitario, además de contribuir a la salud ósea y articular gracias al calcio y el colágeno".
¿Cómo preparar el caldo de huesos de pollo?

Ingredientes
1.5 kg de huesos de pollo
2 zanahorias grandes, cortadas en trozos
3 tallos de apio, cortados en trozos
1 cebolla grande, pelada y cortada en cuartos
2 dientes de ajo, pelados
Sal y pimienta al gusto
2 hojas de laurel
Agua suficiente para cubrir los ingredientes
Preparación
- Si lo prefieres, puedes asar los huesos en el horno a 200°C durante 20-30 minutos hasta que estén dorados. Esto es opcional pero ayuda a desarrollar un sabor más profundo en el caldo.
- Coloca los huesos en una olla grande de cocción lenta o una olla de presión. Añade las zanahorias, el apio, la cebolla, el ajo, la hoja de laurel, el tomillo y los granos de pimienta.
- Cubre todos los ingredientes con agua fría. El agua debe sobrepasar los ingredientes por unos pocos centímetros.
- Lleva la mezcla a ebullición y luego reduce el fuego para mantener un hervor suave y constante. Si utilizas una olla de cocción lenta, configúrala a baja temperatura.
- Permite que el caldo hierva a fuego lento durante 12-24 horas. Cuanto más tiempo hierva a fuego lento, más rico y nutritivo será el caldo.
- Durante las primeras horas, desespuma la superficie del caldo con una espumadera para eliminar impurezas y grasa.
- Después de la cocción, retira del fuego y deja que el caldo se enfríe un poco.
- Cuela el caldo a través de un colador fino para eliminar todos los sólidos. Puedes usar un paño de cocina limpio o gasa para asegurar que el caldo quede muy claro.
- Deja enfriar completamente y luego refrigera. Una vez refrigerado, el exceso de grasa se solidificará en la superficie y podrá ser fácilmente retirado.
- El caldo de huesos puede ser conservado en el refrigerador durante hasta 5 días o congelado en porciones para un uso más práctico hasta por 3 meses.